Imagina un jugoso solomillo de ternera envuelto en huevo, jamón y setas, cubierto por una crujiente capa de hojaldre. Se te hace la boca agua, ¿verdad? Eso es justo lo que les pasará a tus visitantes cuando lo pongas ante sus ojos el día de Nochebuena.
Esta delicia británica es una buena forma de empezar a dominar el arte de la cocina internacional, sin dejar de lado el sabor de nuestra gastronomía, utilizando ingredientes de la tierra: auténtica ternera gallega, aceite de oliva virgen extra, huevos campero de gallinas criadas en libertad, cebollas del huerto … Una elegante combinación de sabores que, con una presencia impecable, ¡no dejará indiferente a nadie!
Por qué el Solomillo Wellington es tan especial
- Existen diferentes teorías acerca del origen del Solomillo Wellington. Aunque ninguna se ha confirmado por completo, todas ellas giran en torno a duques y banquetes de victoria. Lo que pone de manifiesto que se trata de un plato, ante todo, señorial.
- La magia del Solomillo Wellington radica en la perfecta armonía entre la jugosidad de la carne, la suavidad de las setas y champiñones, el toque salado del jamón y el crujiente hojaldre dorado en su parte superior. Cada capa ha sido ideada cuidadosamente para complementar a las demás, ofreciendo una experiencia única de forma conjunta.
- Seas o no amante de la carne, es innegable que este manjar, bien presentado, entra sin demasiado esfuerzo por los ojos, convirtiéndose en el centro de mesa perfecto. Olvídate de los candelabros decorativos, ¡con este plato es mas que suficiente!
- A pesar de que la receta tradicional es la que más atención suele acaparar, existen otras alternativas igual de válidas para llevarla a cabo: solomillo de cerdo en vez de ternera, pescado e incluso opciones vegetarianas como el boniato o la patata.
- Su formato preparado para compartir resulta comodísimo para servir en celebraciones. Dividir la carne asada en rebanadas nos permite adaptar las porciones a los gustos individuales de cada persona, manteniendo el orden y la combinación perfecta de ingredientes en cada corte.
Ingredientes
- 4 huevos camperos Pazo de Vilane
- 1 lomo de ternera
- 1 masa de hojaldre fría
- 400 gramos de setas mixtas (shiitake, champiñón, portobello o cardo, son las que tienen más sabor)
- 12 lonchas de jamón serrano cortado muy fino
- 1 cebolla
- 3 cucharadas de foie de oca de calidad
- 1 ramita de tomillo o 1 cda. en especia
- 2 cucharadas de mostaza Dijon
- Aceite de oliva
- Mantequilla
- Un poquito de harina
- Sal
- Pimienta blanca
Elaboración
- Sazona el lomo de ternera generosamente con sal y pimienta.
- Calienta una sartén o plancha a fuego alto hasta que esté casi humeante. Vierte un poco de aceite e incorpora el lomo junto a una ramita de tomillo y dóralo aproximadamente 2 minutos por cada lado, incluidos los extremos.
- Transfiere el solomillo a un plato y cuando esté lo suficientemente frío para manipularlo cúbrelo por completo con mostaza. Deja enfriar en la nevera.
- Pon a cocer 2 de los huevos y deja que se enfríen.
- Prepara el picadillo de setas o duxelles. Para ello, tritura por separado las setas, la cebolla y los huevos, en un procesador de alimentos. En una sartén derrite una cucharada de mantequilla con dos de aceite de oliva y rehoga suavemente la cebolla hasta que comience a sudar. Agrega la mezcla de setas y cocina todo junto a fuego medio-alto removiendo ocasionalmente. Este paso dura aproximadamente 25 minutos ya que debes asegurarte de eliminar totalmente el agua que contienen las setas. En los últimos minutos incorpora el foie, prueba el resultado y rectifica de sal y pimienta. Deja que enfríe por completo. En los últimos minutos incorpora el foie, prueba el resultado y rectifica de sal y pimienta. Deja que enfríe del todo.
- Extiende plástico de cocina sobre una tabla y pon las lonchas de jamón en forma de rectángulo. Acto seguido, haz lo mismo con las setas por encima del jamón, en una capa fina y uniforme. Presiona con papel de cocina para absorber la humedad que pueda quedar y distribuye el huevo cocido.
- Coloca el solomillo y enrolla con fuerza para que quede lo más ajustado posible, haciendo uso de la cubierta de plástico. Ve metiendo los extremos del jamón mientras enrollas. Al terminar, retuerce los lados como si envolvieras un caramelo hasta formar un tronco firme. Introduce en el frío durante 30 minutos para mantener la forma.
- Espolvorea un poco de harina sobre la mesa. Extiende la masa de hojaldre, aplasta con un rodillo hasta conseguir un rectángulo un poco más grande al del jamón que acabas de hacer.
- Retira el plástico y coloca el solomillo sobre el hojaldre. Cepilla con huevo batido los tres bordes de la masa dejando el cuarto libre para que se adhiera mejor. Enrolla con seguridad y firmeza. Una vez tengas el solomillo bien cubierto con la masa de hojaldre recorta cualquier resto para que no queden pegotes de masa en los extremos. Transfiérelo a una bandeja cubierta con papel vegetal, pincela con huevo y deja que enfríe durante 15 minutos en el frigorífico.
- Barniza de nuevo todo el exterior con huevo batido, añade unas escamas de sal y llévalo al horno precalentado previamente a 180º durante 35 minutos. Como cada horno es un mundo, observa que no se te queme el hojaldre. Si ves que ya tiene un bonito color dorado, retira la fuente, cubre con papel de aluminio y termina el tiempo de horneado. Antes de cortar, deja reposar unos minutos para que los jugos de la carne se asienten.