Crème Brûlée o crema quemada

¡Qué receta más rica y cremosa! La crème brûlée o crema quemada es toda una delicia que tienes que probar ya. Y en Pazo te contamos cómo prepararla.

90 minutos 4 comensales

¡Qué receta más rica y cremosa! La crème brûlée o crema quemada es toda una delicia que tienes que probar ya. Y en Pazo de Vilane te contamos cómo prepararla. 

Se suele comparar con la crema catalana, porque en ambos postres se emplean ingredientes similares, y sobre todo por la común capa tostada de azúcar que vuelve loco a todo el que lo prueba. 

Pero en realidad difieren en el modo de elaboración: mientras la crème brûlée se hornea al baño maría, la crema catalana se basa en una cocción constante a fuego lento. Además, la crème francesa lleva nata y generalmente algún licor, mientras la catalana sólo incluye huevos, leche, azúcar y algo de harina de maíz. 

Sea como sea, y competencias o comparaciones aparte, te aseguramos que no olvidarás el sabor delicado y dulce y la textura suave y fundente de esta crème brûlée. 

¡Corre a tu cocina y saca del frigo una caja de huevos camperos del Pazo! Que esta receta te va a dar fama…

 

Creme brulee

Origen de la crème brûlée o crema quemada

  • La primera vez que aparecen referencias escritas de este postre es en el libro Le nouveau cuisinier royal et bourgeois (1691), de François Massialot.
  • En aquel momento la costra de azúcar de la superficie se formaba con una paleta de hierro al rojo vivo, tal y como se hacía hasta que los modernos sopletes entraron en las cocinas. 
  • Massialot fue cocinero en las sucesivas cortes entre el XVII y el XVIII, y su obra marcó un antes y un después en la cocina gala.
  • Aunque se cree que la receta se conocía desde siglos antes, Massialot se hizo famoso por su crème brûlée, que pasó a ser uno de los platos más conocidos de la afamada cocina francesa. 
  • El propio Felipe I de Orlèans (1640-1701) se declaró amante rendido de esta receta. 

Ingredientes

  • 250 ml de leche entera
  • 250 ml de nata
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 1 chorrito de licor
  • 5 huevos (sólo las yemas)
  • 70 gr de azúcar (y 10 más para la cobertura)

Elaboración

  1. Pon a calentar en un cazo la leche y la nata.
  2. Añade la cucharada de esencia de vainilla, un chorrito de licor y remueve. Sigue cocinando a fuego medio.
  3. En cuanto la mezcla rompa a hervir, apaga y deja infusionar al menos 30 minutos.
  4. Mientras tanto, aparta las yemas de las claras (reserva estas últimas para un merengue con el que podrás adornar cada crema) y bátelas con azúcar, ayudándote de unas varillas.
  5. Enciende el horno y precaliéntalo a 100º.
  6. Sigue batiendo hasta que estén muy espumosas y bastante blanquitas.
  7. Añade la leche, la nata y la vainilla infusionadas a las yemas y sigue mezclando bien con las varillas.
  8. Echa la mezcla en cuatro cazuelitas de barro y ponlas sobre una bandeja apta para horno. Vierte agua sobre la bandeja, hasta que cubra la mitad de las cazuelas, pues las cocinaremos al baño María.
  9. Enciende el ventilador del horno y mete la bandeja, a una temperatura de 100-130º.
  10. Vigila para que el agua no hierva en ningún momento. Deja que hornee durante una hora, aproximadamente.
  11. Saca las cremas y deja que enfríen a temperatura ambiente. Luego, mételas en el frigorífico, al menos durante 2 horas, aunque lo ideal es que termines la preparación al día siguiente.
  12. Justo antes de servir, espolvorea la superficie de las cremas con azúcar moreno (que no quede ningún hueco por cubrir).
  13. Por último, con un soplete de cocina, dora suavemente la superficie.
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