¡Qué receta más rica y cremosa! La crème brûlée o crema quemada es toda una delicia que tienes que probar ya. Y en Pazo de Vilane te contamos cómo prepararla.
Se suele comparar con la crema catalana, porque en ambos postres se emplean ingredientes similares, y sobre todo por la común capa tostada de azúcar que vuelve loco a todo el que lo prueba.
Pero en realidad difieren en el modo de elaboración: mientras la crème brûlée se hornea al baño maría, la crema catalana se basa en una cocción constante a fuego lento. Además, la crème francesa lleva nata y generalmente algún licor, mientras la catalana sólo incluye huevos, leche, azúcar y algo de harina de maíz.
Sea como sea, y competencias o comparaciones aparte, te aseguramos que no olvidarás el sabor delicado y dulce y la textura suave y fundente de esta crème brûlée.
¡Corre a tu cocina y saca del frigo una caja de huevos camperos del Pazo! Que esta receta te va a dar fama…
Origen de la crème brûlée o crema quemada
- La primera vez que aparecen referencias escritas de este postre es en el libro Le nouveau cuisinier royal et bourgeois (1691), de François Massialot.
- En aquel momento la costra de azúcar de la superficie se formaba con una paleta de hierro al rojo vivo, tal y como se hacía hasta que los modernos sopletes entraron en las cocinas.
- Massialot fue cocinero en las sucesivas cortes entre el XVII y el XVIII, y su obra marcó un antes y un después en la cocina gala.
- Aunque se cree que la receta se conocía desde siglos antes, Massialot se hizo famoso por su crème brûlée, que pasó a ser uno de los platos más conocidos de la afamada cocina francesa.
- El propio Felipe I de Orlèans (1640-1701) se declaró amante rendido de esta receta.
Ingredientes
- 250 ml de leche entera
- 250 ml de nata
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 1 chorrito de licor
- 5 huevos (sólo las yemas)
- 70 gr de azúcar (y 10 más para la cobertura)
Elaboración
- Pon a calentar en un cazo la leche y la nata.
- Añade la cucharada de esencia de vainilla, un chorrito de licor y remueve. Sigue cocinando a fuego medio.
- En cuanto la mezcla rompa a hervir, apaga y deja infusionar al menos 30 minutos.
- Mientras tanto, aparta las yemas de las claras (reserva estas últimas para un merengue con el que podrás adornar cada crema) y bátelas con azúcar, ayudándote de unas varillas.
- Enciende el horno y precaliéntalo a 100º.
- Sigue batiendo hasta que estén muy espumosas y bastante blanquitas.
- Añade la leche, la nata y la vainilla infusionadas a las yemas y sigue mezclando bien con las varillas.
- Echa la mezcla en cuatro cazuelitas de barro y ponlas sobre una bandeja apta para horno. Vierte agua sobre la bandeja, hasta que cubra la mitad de las cazuelas, pues las cocinaremos al baño María.
- Enciende el ventilador del horno y mete la bandeja, a una temperatura de 100-130º.
- Vigila para que el agua no hierva en ningún momento. Deja que hornee durante una hora, aproximadamente.
- Saca las cremas y deja que enfríen a temperatura ambiente. Luego, mételas en el frigorífico, al menos durante 2 horas, aunque lo ideal es que termines la preparación al día siguiente.
- Justo antes de servir, espolvorea la superficie de las cremas con azúcar moreno (que no quede ningún hueco por cubrir).
- Por último, con un soplete de cocina, dora suavemente la superficie.