Muchas y muy buenas: el huevo campero te ofrece abundantes proteínas y de la mejor calidad, pues son las que más fácilmente asimila o digiere tu cuerpo.
No es de extrañar, por tanto, que si sumamos las otras virtudes de este gran alimento, como su asequibilidad, disponibilidad y abundancia de otros nutrientes extraordinarios (vitaminas, minerales, aminoácidos…) sea tan apreciado por nutricionistas y personas comprometidas con la alimentación saludable.
Por eso en esta ocasión, queremos ahondar en las proteínas del huevo: saber cuáles son, dónde se encuentran y cómo ayudan a la buena marcha de nuestra salud.
Sigue leyendo hasta el final, y no te quedes con dudas, porque vamos a desvelarte todos los secretos sobre las proteínas del huevo y su importancia en nuestras vidas.
Cuáles son las proteínas del huevo
El huevo campero contiene ocho proteínas principales, cada una de ellas con unas características propias y con beneficios diversos para la salud.
Generalmente están localizadas en la clara, por eso los deportistas las seleccionan y consumen en grandes cantidades.
No obstante, conviene consumir entero el huevo, ya que la yema contiene otras sustancias extraordinarias para nuestra salud y con esta práctica inadecuada nos estamos privando de ellas.
La gran ventaja de las proteínas del huevo es que son de alta digestibilidad proteica, es decir, se absorben fácil y rápidamente por el cuerpo, lo que no siempre ocurre con el resto de proteínas animales o vegetales.
Albúmina, la principal proteína del huevo
La albúmina también recibe los nombres de ovoalbúmina o albumen y es la proteína más abundante del huevo, ya que representa un 54%-60% de todas ellas.
La albúmina del huevo se localiza en la clara, y es la proteína animal de mayor valor biológico presente en la naturaleza, porque cuenta con todos los aminoácidos esenciales (y en la proporción necesaria) que el cuerpo necesita y no produce por sí mismo.
Además de ser constructora y reparadora de tejidos -función habitual de todas las proteínas- la albúmina desempeña un papel fundamental en las membranas celulares, en la recepción de hormonas y de otros compuestos que regulan la actividad correcta de las células y, por tanto, de todo nuestro organismo.
Ovotransferrina o conalbúmina
La conalbúmina, también llamada ovotransferrina, es muy usada en el sector alimenticio industrial y en el farmacéutico por sus valiosas propiedades antiinflamatorias, antivirales, antioxidantes y antibacterianas.
Representa un 13% de las proteínas del huevo, y se localiza en la clara.
Se emplea para mejorar el contenido en hierro de ciertos alimentos, como la leche para bebés. En esta industria es también muy apreciada la conalbúmina u ovotransferrina, porque se considera que ayuda a reforzar las defensas de los lactantes.
Las farmacéuticas también la incluyen en sus fórmulas de suplementos de hierro para tratar patologías como la anemia o la anorexia.
Ovomucoide
La ovomucoide, compuesta por 186 aminoácidos, es otra de las proteínas que podemos hallar en el huevo (en un 11% de su composición, aproximadamente) y es conocida porque en algunas personas, sobre todo en niños, produce alergias. De hecho, es la proteína del huevo con mayor alergenicidad.
La ovomucoide tiene la particularidad de ser termorresistente, por eso las personas que reaccionan a esta proteína no pueden tomar huevos en ningún caso, aunque estén cocinados.
Por el contrario, los alérgicos a la ovoalbúmina sí toleran el huevo cocido, frito o al horno, porque esta proteína sí es vulnerable al calor.
Ovomucina
La ovomucina es una glicoproteína presente en la clara del huevo (en un porcentaje del 2-4%) así como en la chalaza y en sus membranas.
A pesar de que su presencia es minoritaria en comparación con otras proteínas del huevo, es precisamente la que confiere su peculiar textura gelatinosa y propiedades gelificantes a la clara.
Aporta asimismo un alto porcentaje de carbohidrato, de hasta el 33%.
Lisozima
La lisozima, por su parte, es una enzima o proteína soluble del huevo que actúa como agente bacteriolítico, por lo que está considerada como la “conservante” o protectora natural del huevo.
Se puede encontrar fundamentalmente en la clara, de donde se extrae para uso industrial, en especial en las bodegas, para el control de las bacterias lácticas de los vinos.
Esta característica de la lisozima se conocía desde antiguo, pero se achacaba en general a las claras, y no fue hasta comienzos del XX cuando Alexander Fleming identificó esta proteína.
Por cierto, la lisozima también está presente en las lágrimas humanas, y en otros fluidos corporales, como la saliva o el sudor, donde desempeña las mismas funciones protectoras frente a las bacterias.
Avidina
La avidina es una glicoproteína que se une a la biotina (vitamina B8), impidiendo que las levaduras o las bacterias puedan disponer de esta vitamina e inhibiendo su crecimiento, pues la necesitan para desarrollarse.
Se trata de una proteína muy en boga en el ámbito científico, que está siendo aplicada también en la detección de tumores cancerígenos y como agente precursor de tratamientos oncológicos.
Esta proteína, que tiene una presencia mínima desde el punto de vista cuantitativo (representa sólo el 0,05% de las proteínas totales del huevo), se produce en el oviducto de la gallina -una de las partes de la gallina- y se deposita en la clara a lo largo del proceso de formación del huevo.
Cistatina
La cistatina es otra de las proteínas minoritarias del huevo cuyas propiedades para la salud están siendo investigadas por parte de la comunidad científica.
En concreto, se está tratando de dilucidar el posible papel de la cistatina impidiendo la formación de las placas amiloides -que se generan en el cerebro de las personas con Alzheimer- y asimismo como preventivo frente a varios tipos de cáncer.
Ovostatina u ovomacroglobulina
La ovostatina (más conocida como ovomacroglobulina) también ofrece propiedades antibacterianas. Concretamente actúa inhibiendo la actividad de las proteasas bacterianas.
Tampoco es muy abundante (sólo representa un 0,5% del total de las proteínas del huevo) pero cumple una función determinante cooperando con otras proteínas del huevo para mantener a raya los patógenos.
El huevo: proteína de referencia
Por todo lo expuesto anteriormente, queda claro que el huevo debe ser nuestra proteína de referencia.
Y es que todas las personas, sea cual sea su edad o condición, pueden disfrutar de sus beneficios. Desde los más pequeños hasta los mayores.
Las mujeres embarazadas lo hacen doblemente, pues consiguen un mejor desarrollo del feto y un aporte extra para sus músculos, que soportan un peso creciente.
Las proteínas del huevo son asimismo muy apreciadas por los deportistas, porque contribuyen a regenerar sus músculos y les hacen ganar corpulencia.
Igualmente, las personas de edad avanzada pueden paliar en parte la pérdida de masa muscular e incrementar su densidad ósea si consumen huevos con frecuencia.
Ten en cuenta que un huevo de tamaño mediano, es decir, de categoría M con entre 53 y 63 gramos de peso, aportaría unos 6,4 gramos de proteínas.
En definitiva, las proteínas del huevo son un verdadero plus para tu organismo. Si a sus comprobados beneficios unes los múltiples del resto de sus nutrientes, entenderás por qué el huevo es un tesoro que no debes desdeñar.
No lo olvides: un huevo bien producido, como el campero de Pazo de Vilane, es una fuente de salud para ti y para toda tu familia.
FUENTES:
Clínica Universidad de Navarra
Consumer
Asociación Española de Pediatría
¿Te ha gustado este artículo? ¡Pues te ofrecemos mucho más!
¡Suscríbete a nuestro boletín y recibirás gratis un libro digital!