Aviso a golosos: si no has probado estas rosquillas caseras de Pazo de Vilane, ¡no lo hagas, porque te convertirás en adict@!
Esponjosas, dulces, de textura suave… ¡Se deshacen en la boca!
Y encima son sanas y nutritivas, para las meriendas o las “medias mañanas” de los niños o los mayores. Ve a la cocina y cíñete el delantal, que vamos a enseñarte en un santiamén a preparar rosquillas caseras de las de antes. Ricas-ricas, de verdad.
Paso a paso para unas rosquillas caseras perfectas (de chuparse los dedos)
- ¿Su único secreto? Los huevos: camperos, fresquísimos y recién recogidos en el Pazo.
- Vigila bien la temperatura del aceite. Si está demasiado caliente, se te "arrebatarán"; si, por el contrario, el fuego está muy suave, corres el riesgo de que se te deshagan.
- No esperes a que se enfríen demasiado para espolvorearlas con azúcar: mejor, en caliente.
- Aquí va nuestro Tip Pazo de Vilane: en un procesador o robot de cocina puedes preparar un azúcar glas “diferente” si añades la ralladura de un limón y una cucharadita de canela. ¡Verás qué sabor!
Ingredientes
- 2 huevos camperos Pazo de Vilane
- 4 cucharadas de azúcar
- 75 ml de leche
- ½ kg de harina (tamizada)
- ½ sobre de levadura
- 1 cucharada de aceite de girasol
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharada de anís
- Azúcar glas
- 10 gr. de mantequilla a punto de pomada
Elaboración
- Echa en un bol la harina tamizada, los 2 huevos camperos Pazo de Vilane, el anís, el aceite de girasol, la levadura, la leche, la mantequilla y las 4 cucharadas de azúcar.
- Amasa con las manos hasta conseguir una textura homogénea y deja reposar la mezcla media hora, tapándola con un paño limpio.
- Embadúrnate las manos con aceite, así como la superficie en la que vayas a situar las rosquillas (una bandeja).
- Toma pequeñas porciones y dales forma de bola.
- Calienta aceite (suficiente para cubrir las rosquillas) hasta que humee, pero baja a fuego medio inmediatamente, para que no se quemen.
- De una en una, toma las bolas, hazles agujeros en sus centros para darles forma de rosquilla y ve echándolas en el aceite. Dales la vuelta para que se doren uniformemente.
- Una vez fritas, retíralas a un plato o bandeja con papel absorbente e, inmediatamente, rebózalas en azúcar glas.