Por una vez no tendrás que refrenarte: sírvete una ración generosa y disfruta con esta receta sana y riquísima, que esta vez la báscula no podrá tomarse la venganza. Los grelos están deliciosos, te cargan de vitaminas, minerales, fibra… ¡y encima no engordan nada! Por eso es la verdura que más echan de menos los gallegos que viven fuera de la terra…
Pruébalos con gambas al ajillo y huevos revueltos: te convertirás en otro rendido entusiasta de los grelos.
Los grelos: la verdura gallega por excelencia
- Pues sí, los grelos es una de las verduras en las que todo el mundo piensa cuando se habla de Galicia. Pero, ¿sabes exactamente qué son los grelos y cómo se cocinan?
- Los grelos son los tallos tiernos del nabo, los que aparecen justo antes de la floración. Son de un intenso color verde.
- Se plantan en verano, pero se cosechan en pleno invierno, con el frío. Justo después de las heladas.
- ¿Nunca los has probado? Te sorprenderá su sabor: entre amargo y ácido, a veces con un punto picante…
- Los grelos ofrecen riquísimas propiedades nutricionales. Son ricos en fibra, vitamina A, B9 y E. También aportan muchos minerales: hierro, magnesio, cobre, potasio…
- Puedes comprarlos frescos en los mercados de Galicia (también los llevan a las grandes ciudades de España) durante los meses de febrero y marzo, pero en otras épocas del año los podrás encontrar en conserva sin problema.
Ingredientes
- 500 g de grelos
- 300 g de gambas peladas (crudas)
- 6 huevos camperos Pazo de Vilane
- 4 dientes de ajo
- 4-5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
- 1 guindilla (opcional)
- 1 pizco de sal
Elaboración
- Cuece los grelos en abundante agua con sal, unos 10-12 minutos desde que arranque el hervor. Pruébalos para ver si están tiernos. En caso contrario, déjalos más tiempo.
- Sácalos y refréscalos con agua fría. Reserva.
- Mientras, corta los dientes de ajo en láminas finas y ponlos a dorar en una sartén con el aceite de oliva y una guindilla (si te gusta el picante). Si es necesario, puedes añadir un chorrito más de aceite.
- Cuando los ajos estén ligeramente dorados, añade las gambas y sube un poco el fuego para reducir el agua que suelen soltar. Añade sal.
- Una vez estén hechas las gambas, incorpora los grelos y remueve, para que se impregnen del sabor del aceite y las gambas.
- Inmediatamente, añade los huevos batidos. Añade un pelín de sal a los huevos si lo ves necesario.
- Mueve ligeramente y retira la sartén en cuanto cuajen, pues deben quedar jugosos.