Los huevos al plato con migas están buenos a cualquier hora y en todas sus versiones –¡será por variaciones regionales!- pero en el Pazo los disfrutamos especialmente como desayuno o almuerzo contundente en las mañanas frías, cuando volvemos de revisar los gallineros o hemos salido a pasear al campo. ¡Qué ricos nos saben a esas horas!
Además, lo bueno de esta receta de migas con huevo que te traemos –inspirada en las tierras extremeñas- es que no emplea embutido ni, por tanto, grasas animales: sólo lleva pan casero, aceite de oliva, pimentón, ajo y pimientos, además de los huevos camperos más frescos del mundo, faltaría más.
Apunta todos los pasos y lleva a tu mesa este plato en cuanto tengas ocasión. ¡Verás qué plato de la cocina tradicional española más sencillo y delicioso!
Todas las claves para triunfar con tus huevos al plato con migas
- Una de las claves para hacer unas buenas migas es elegir el pan adecuado. El mejor es el candeal, de hogaza, mejor duro (de dos o tres días). Con esa miga consistente y densa, ¡no puedes fallar!
- Además, es muy importante que hagas un buen corte fileteado, es decir, menudo y fino, de forma similar a como preparas las patatas para tortilla.
- Si dispones de tiempo, es mejor que dejes el pan húmedo toda una noche dentro de un bol y tapado con un paño, para asegurarte de que absorbe bien la humedad.
- Esa misma falta de prisa es muy importante en la preparación de las migas: lo ideal es cocinarlas a fuego muy lento, deshaciéndolas con una paleta de madera, hasta dejarlas lo más sueltas posible.
Ingredientes
- 4-6 huevos camperos Pazo de Vilane
- 600 g de pan candeal ya duro
- 6 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
- 10 dientes de ajo
- 1 pimiento rojo
- 1 vaso de agua
- 1 cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de pimentón dulce de la Vera
Elaboración
- Filetea el pan en un bol.
- Aparte, echa la cucharadita de sal en el vaso de agua y disuélvela bien.
- Vierte el agua sobre el pan, muévelo bien con las manos, para que quede bien empapado, y tapa con un paño limpio. Deja reposar (si tienes tiempo, toda una noche).
- Una vez el pan esté listo, pon una sartén al fuego con el aceite y sofríe a fuego medio los ajos, enteros y con camisa, pero aplastados. Resérvalos.
- Incorpora el pimiento rojo cortado en tiras pequeñas, dale unas vueltas, y añade las dos cucharaditas de pimentón. Si te gusta que tenga “un toqueciño”, puedes emplear mitad dulce y mitad picante. Rehoga unos segundos (no dejes que se queme).
- Baja el fuego hasta el mínimo y añade el pan. Ve separando las migas con una paleta de madera, dándoles vueltas. Incorpora los ajos y sigue cocinando.
- Precalienta el horno a 180º.
- Un poco antes de que las migas estén hechas del todo sácalas y sírvelas en cazuelas de barro individuales.
- Llega el momento culminante: casca uno o dos huevos (al gusto) en cada cazuela y mételas en el horno. Déjalas unos 10 minutos, o hasta que veas que la clara está cuajada –es mejor que la yema esté líquida, para darle jugosidad al plato.
- Sirve las cazuelas todavía calientes.