Bizcocho de castañas

Un dulce perfecto para acompañar tus tardes de otoño

65 minutos 6 comensales

Pocos dulces tienen el poder de transportarnos, a golpe de olfato, al corazón del otoño. ¡El bizcocho de castañas es uno de ellos!

Este pastel cálido y reconfortante acompaña con la misma elegancia un desayuno en familia, un café al lado de la chimenea o un té con leche a media tarde.

Su aroma envolvente y su sabor suave, ligeramente dulce, nos permiten dedicar las tardes lluviosas de final de año a amasar recuerdos que tienen el cariño como principal ingrediente.

Además, su versatilidad lo convierte en un postre ideal para coronar las celebraciones navideñas. Decorado con un poco de azúcar glass o acompañado de frutas de temporada, ¡este postre es una apuesta segura para cualquier reunión!

El único truco para que la receta salga perfecta es seguir minuciosamente el paso a paso y emplear en todas sus etapas ingredientes de calidad. Si has hecho ya alguna de nuestras recetas, sabrás que los huevos camperos de nuestras gallinas criadas en libertad, marcan la diferencia, aportando esponjosidad y sabor a cada creación, además de un color mucho más intenso.

Dicho esto, ¡abróchate con fuerza el delantal y deja que el otoño se cuele en tu cocina! Esta receta de bizcocho de castañas será, sin lugar a dudas, la propuesta ganadora de la temporada.

Bizcocho de castañas

Origen e historia del bizcocho de castañas

 
  • Para comprender el origen de este delicioso postre debemos viajar a aquellas regiones europeas montañosas y rurales -también de Italia, Francia y España- donde el frío amenazaba con fuerza durante el invierno, convirtiendo las castañas en un alimento básico para sobrevivir, gracias a su alto aporte en carbohidratos.
 
  • Con el tiempo y gracias a su polivalencia, la castaña se convirtió en un ingrediente muy común en la gastronomía de estas regiones. A nuestros antecesores les gustaba tanto que la utilizaban para elaborar pan y hacer sopa, cuando no la consumían cocida o asada. ¡Menudo manjar!
 
  • Las castañas adquirieron tanta importancia en el sur de Francia, que se las llegó a conocer como “el pan de los pobres”, ya que era habitual convertirlas en harina y utilizarlas para dar forma a diferentes masas, ¡entre ellas la de nuestros amados bizcochos!
 
  • Durante los siglos XVIII y XIX, se empezó a utilizar el puré de castañas, tal y como lo conocemos hoy,  para dar un sabor y una textura únicas a los pasteles, con la ayuda de otros ingredientes naturales como la leche fresca o los huevos camperos de gallinas en libertad. Estos últimos, no siempre son fáciles de localizar, pero puedes encontrar el punto de venta más cercano para comprar los nuestros aquí.
 
  • Los bizcochos de castañas fueron ganando popularidad en las zonas rurales de Francia, debido a la abundancia de este fruto, hasta convertirse en una maravillosa tradición que se extendió a otros países de Europa.
 
  • De este modo, el bizcocho de castañas se fue incorporando poco a poco a las recetas locales y adaptándose a los gustos y posibilidades de cada zona.
 
  • Actualmente se disfruta en muchas partes del mundo, no solo como un postre estacional, sino también como una alternativa deliciosa para cumpleaños, celebraciones o, sencillamente, para aportar un toque de magia a un día cualquiera.
  Castañas asadas         Huevos camperos     Mezcla para bizcocho de castañas     Masa para bizcocho de castañas     Masa vertida en molede bizcocho de castañas     Pastel de castañas   Corte de pastel de castañas              

Ingredientes

  • 3 huevos camperos Pazo de Vilane
  • 300 g castañas
  • 50 g mantequilla
  • ¼ vaso coñac
  • 120 g azúcar mascabado (azúcar integral de caña) o bien blanquilla o moreno
  • 30 g azúcar vainillada
  • 2 estrellas de anís
  • 70 g maicena
  • 250 ml leche
  • 1 cucharadita levadura

Elaboración

  1. Lava las castañas con su piel, haz una pequeña incisión en cada una de ellas para que no revienten y ponlas a cocer en agua durante 20-25 minutos, junto al anís estrellado.
  2. Cuando aún estén calientes, y con ayuda de la punta de un cuchillo, saca la piel y extrae la carne. Al hacerlo calentitas saldrá sin ninguna dificultad. Eso sí, ¡cuidado con quemarte! No es necesario que abrasen.
  3. En una cazuela añade la leche, el coñac y las castañas peladas. Una vez que estén tiernas (unos 40 minutos, aproximadamente), tritura todos los ingredientes con ayuda de un batidor de mano y deja enfriar.
  4. Bate los huevos, el azúcar mascabado (es más saludable que el azúcar blanquilla o el moreno, aunque si no tienes en casa, puedes usar cualquiera de estos dos en la misma proporción) y el vainillado, hasta que la mezcla quede espumosa.
  5. Incorpora la crema de castañas, la mantequilla en dados, la maicena y la levadura. Integra con una espátula todos los ingredientes con movimientos suaves y envolventes, hasta obtener una crema dulce y aromática.
  6. Engrasa un poco el molde, vierte la mezcla y hornea 20-25 minutos a 180º. Espera a que enfríe para desmoldar.
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