Los huevos negros fascinan a multitud de personas por su extrañeza pero, ¿qué son? ¿cómo se forman? En este post te desvelamos el misterio.
A lo mejor los has visto en Internet: huevos negros como el carbón, del tamaño y forma habituales, pero con unas tonalidades tan intensas que a veces presentan matices azulados o incluso cobrizos. ¿De verdad puede existir un huevo negro, puesto por una gallina, o es todo un truco culinario? Hemos investigado a fondo la cuestión y resuelto el misterio pero, avisamos, no lo descubrirás hasta el final. ¿Nos acompañas en este apasionante viaje en busca de los huevos negros?
Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando contemplamos estos huevos tan oscuros, casi góticos, es la posibilidad de que se trate de un huevo mágico, procedente de un extraño animal prehistórico, o incluso mitológico. ¿De verdad se da esto en la naturaleza? Pues sí… y no. Vayamos por partes.
Los huevos negros de Owakudani
No todos los huevos negros que ves en Internet presentan ese aspecto recién puestos por una gallina. Los más famosos huevos negros son los procedentes de Owakudani, un paraje volcánico ubicado al sur de Tokio en Japón. Todos los años millones de japoneses se congregan en este escenario para cumplir una tradición: comer todos los huevos negros posibles, pues supuestamente cada uno de ellos les regala siete años de vida.
¿Pero son negros de verdad? Llegamos a la primera decepción: no. Tienen truco. En realidad, los huevos de Owakudani son huevos de gallina normal y corriente cocidos en las aguas volcánicas del valle. Varios comerciantes bien equipados sumergen cientos de ellos en unas jaulas que sumergen en las aguas sulfurosas hasta que adquieren un intenso color negro.
Luego los venden dentro de unas bolsitas de papel y familias enteras se congregan a lo largo del valle para pasar un día de fiesta y procurar -gracias al rito- una larga vida para todos.
Lo curioso de esta tradición nipona, denominada Kuro Tamago (que significa “huevos negros”) es que está ya tan arraigada que es muy común la compra venta de todo tipo de objetos conmemorativos como peluches, camisetas y sudaderas o fundas para móviles con curiosos diseños de huevos oscuros.
Huevos negros chinos o huevos milenarios
Seguimos con la temática oriental, pero en esta ocasión hacemos referencia a una técnica que consigue el cocinado y preservación de los huevos a un tiempo. En China no es nada raro encontrar en supermercados o comercios preparados especiales de pasta de arcilla y salvado de arroz para macerar los huevos y conservarlos durante meses. Son los llamados huevos milenarios o huevos centenarios, y en su denominación se alude no al alimento, naturalmente, sino al procedimiento de preparación, cuyo origen se sitúa muchos siglos atrás.
En algunas familias chinas se sustituye la pasta anterior por una receta a base de hidróxido de sodio (apto para alimentación) sal, agua y té negro. Hay que tener cuidado con esta preparación, pues si no se conoce la fórmula exacta y la proporción de los ingredientes, resulta corrosiva.
Al cabo de 30 días de macerado en este líquido los huevos milenarios o centenarios están listos para ser consumidos. Lo curioso de esta técnica es que logra no sólo teñir la cáscara y preservar el huevo, sino que tanto la clara como la yema se gelatinicen, dando lugar a una textura interior parecida a la del huevo cocido, pero con un original aspecto, similar al de una roca estratificada.
Huevos negros… con truco
Pero no te desanimes: es posible teñir huevos fácilmente y dejarlos tan negros como el azabache. ¡Y además están riquísimos! Ya te lo avanzamos cuando te presentamos nuestras 10 recetas de Halloween más fáciles y terroríficas.
Además, puedes seguir dos técnicas diferentes para conseguir resultados dispares: el huevo negro completo o bien el marmoleado.
Si quieres lograr el primer efecto, no tienes más que cocer los huevos de la forma habitual, pelarlos y cubrirlos con vinagre de Módena dentro de un bote de cristal, durante 24 horas. En el segundo caso, el procedimiento es similar, salvo que sólo debes quebrar las cáscaras de los huevos cocidos (no pelarlos) e introducirlos en agua de moras durante 8-12 horas. Luego sólo tendrás que quitar las cáscaras y listo.
También hay quien se decanta por los huevos fritos negros. La clave en este caso está en separar la clara de la yema y batir ligeramente la primera con tinta de calamar. A continuación, freírla en un poquito de aceite y seguidamente incorporar la yema.
Los verdaderos huevos negros
“O sea, que no hay huevos negros de verdad…”. Pues no tanto. Espera y verás.
Las gallinas de la raza Ayam Cemani son negras desde la cresta hasta las uñas; desde las plumas hasta los ojos; desde el pico o la lengua hasta su carne (por dentro y por fuera). Vamos, que son negras del todo. Y sí, como te estás imaginando, ponen huevos negros. ¡Y bien negros!
Eso sí, sólo en su cáscara: por dentro son como todos, de clara transparente (que se vuelve blanca al cocerse) y yema anaranjada.
Estas gallinas son cotizadísimas. En el mercado internacional se pueden llegar a pagar 300 dólares por un polluelo y 600 dólares por un ave adulta, aunque es muy habitual que el precio se dispare en el mercado negro, pues son muy escasas.
Además, en países como Indonesia y buena parte del sudeste asiático la carne de esta gallina es consumida como parte de un ritual, lo que la convierte en un animal muy codiciado.
Como ves, sí existen huevos negros de gallina en la naturaleza y aunque muy limitados y deseados no son míticos ni tampoco mágicos. También existen técnicas milenarias de cocina oriental con las que se obtienen los huevos oscuros más curiosos del mundo.
Pero, sin ir más lejos, tienes al alcance de tu mano técnicas muy sencillas y rápidas para transformar un simple huevo en algo realmente sabroso y llamativo en tu mesa.
Hete aquí que desde Pazo de Vilane hemos conseguido resolver y contarte el tan traído y llevado misterio del huevo negro viajando hasta Japón, la antigua China, Indonesia o los fogones de tu cocina. ¡Que aproveche!
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