Después de más de 27 años de trabajo, en Pazo de Vilane todavía nos seguimos sorprendiendo con las curiosidades de las gallinas. ¡No paramos de descubrir cosas nuevas sobre ellas!
¿Pensabas que eran animales simples y que interactuaban poco con los humanos? Todo lo contrario: son «listas» y muy curiosas, y devuelven con creces todos los cuidados que les prodigamos.
No sólo nos dan hermosos y nutritivos huevos casi a diario, también notamos sus reacciones de aprecio y querencia cuando abrimos las puertas del gallinero, limpiamos y mantenemos los nidos o, simplemente, cuando pasamos tiempo con ellas y las acompañamos en su pastoreo.
Ya verás cómo su comportamiento, costumbres y su propia naturaleza también logran sorprenderte.
Las gallinas, aunque comen, no tienen un estómago como el nuestro
Cuentan con el proventrículo o estómago glandular y la molleja o estómago mecánico, un órgano común en todas las aves que desempeña la función de moler o desmenuzar el alimento, formado principalmente por granos.
Por eso las gallinas criadas en libertad, como las nuestras, picotean algunas piedrecitas de vez en cuando, pues les ayudan a mejorar su digestión al actuar como pequeñas ruedas de molino.
Necesitan un descanso reparador: ¡Son muy dormilonas!
Las gallinas no son juerguistas, eso está claro. Necesitan descansar un mínimo de 8 horas diarias seguidas cada noche. Ellas lo saben y en cuanto cae el sol, sin que nadie tenga que perseguirlas o llamarlas, se recogen solitas en el gallinero.
Naturalmente, algunas se retrasan y tardan en entrar. Esto puede deberse a que tienen en ese momento más ganas de explorar, o a que se han distraído, o incluso a que ocupan un lugar bajo en el escalafón jerárquico y quieren entrar las últimas para evitar roces con otras gallinas.
A veces son peleonas con sus congéneres
Si no están bien educadas o adiestradas desde pequeñas, o si las condiciones que las rodean (temperatura, acceso a comida y bebida y un largo etc.) no son las adecuadas, pueden volverse agresivas con sus congéneres. Por tanto, las gallinas dominantes provocarán peleas en el gallinero y las más sumisas pagarán su mal humor, con picoteos que, en ocasiones, acaban en heridas.
Ahora bien, en Pazo de Vilane vigilamos para que esto no pase, con la observación diaria del gallinero y prodigando los cuidados necesarios.
Pero también saben ser sociables
Y mucho. Es algo que encanta a todos los que nos visitan en Pazo de Vilane.
Nuestras gallinas dejan cogerse en brazos sin problema durante largo rato, y en cuanto nos adentramos en los prados en los que pastorean, se nos acercan en pequeñas manadas a curiosear.
A veces, si llevamos calzado con cordones, los picotean… Son muy curiosas, y quieren asegurarse de si son o no comestibles.
Prefieren dormir en alto
Una curiosidad sobre las gallinas que te va a llamar mucho la atención: si pueden escoger, se subirán a un lugar alto para dormir, preferiblemente sobre un palo o percha. Así, elevadas y perchadas dentro del gallinero, en grandes grupos formando masas (casi podríamos decir que «abrazadas») es como se sienten más seguras frente a depredadores.
Lamentablemente, una gallina encerrada en una jaula, si para colmo ocupa un lugar bajo o duerme en el suelo, no tendrá este privilegio y sufrirá de estrés.
Reconocen a su cuidador, y no les gustan los cambios
En el Pazo lo tenemos comprobado desde hace años. Las gallinas de un lote determinado (las que conviven juntas en un gallinero) reconocen a su cuidador y no les hace ninguna gracia que se lo cambien.
Si por algún motivo el granjero habitual falta a su cita diaria con sus “chicas” el cacareo se vuelve inquieto y denota mucho más nerviosismo que habitualmente, aunque se les proporcionen idénticos cuidados.
No obstante, y al igual que nosotros, si tienen costumbre de relacionarse con distintas personas, su adaptación al cambio sera total e imperceptible.
Son “caprichosas” para comer
Podríamos decir que muy “cucas”, y eligen primero las partes del pienso que más les gustan, desdeñando otros nutrientes menos sabrosos pero que también necesitan.
Por eso los granjeros de Pazo de Vilane se esfuerzan en ofrecerles el alimento -una mezcla de cereales, leguminosas y calcio, etc.- con un molido adecuado, dejando más grandes las partes que menos les atraen, para que las encuentren con mayor facilidad.
Además, en Pazo de Vilane reciben un entrenamiento cuando son jóvenes por parte de los granjeros para que se acostumbren a comer las partes más finas del pienso.
Esta educación es igual o más importante que el molido para lograr una alimentación equilibrada y adaptada a sus necesidades
¡De esta forma se comen todo!
Una de las curiosidades más llamativas de las gallinas: ponen huevos de colores variados
En general, las gallinas de plumas oscuras ponen huevos marrones o crema claro; las gallinas de plumas blancas o claras, huevos blancos.
Ambos tienen similares propiedades nutricionales. En Pazo de Vilane sólo contamos con huevos marrones porque nuestras gallinas son de raza Lohmann Brown, que lucen un bello plumaje rojizo.
La buena educación es muy necesaria
Parte del importante trabajo que desempeñan nuestros granjeros en Pazo de Vilane es educar o adiestrar a las gallinas: cuando son jovencitas deben aprender a poner sólo en los nidos (no en el suelo del gallinero o en cualquier otro lugar donde les apetezca) porque esto favorece la higiene.
Es importante entrenar con ellas desde edades tempranas la movilidad y distribucción tanto en el gallinero como en los pastos, la alimentación, la relación con sus congéneres, la ocupación de su “tiempo libre”, etc.
Además, también gracias a la observación y la acción del granjero se evitan peleas, separando a las más conflictivas o protegiendo a las más sumisas.
Aún así, siempre van a existir pequeños conflictos entre gallinas, dado su instinto animal, pues siguen un orden jerárquico que comienza a establecerse cuando sólo tienen una semana de vida y que estará totalmente establecido a las siete.
Su “vida social” gira en torno a un pequeño grupo al que siempre permanecen unidas, y su instinto las lleva a moverse juntas en busca de alimento en los pastos -aunque tengan el pienso garantizado en el gallinero- y a recogerse, también dentro de esas pequeñas “pandillas”, cuando llega la noche.
Comida en abundancia y buenos cuidados… ¡Mano de santo!
Las peleas comienzan en cuanto perciben que se les restringe la comida y la bebida. Por eso mismo en el Pazo les damos de comer a demanda, y no les limitamos el acceso a los parques para que puedan por ellas mismas escoger hierbas, flores, semillas e insectos que completen su dieta. De este modo, no sólo estarán mejor alimentadas, sino más entretenidas.
No obstante, los conflictos también se pueden originar por dominancia o establecimiento jerárquico, es decir, algunas gallinas eligen «su zona de ocupación» tanto en el gallinero como en los pastos, o defiende privilegios de acceso a la comida frente a otras.
Además, pueden surgir peleas porque se encuentren mal debido a patologías (normalmente de carácter digestivo), a estrés ambiental (cuando tienen exceso de luz o un tipo de luminosidad molesto) o por algún comportamiento individual anómalo.
La causa más curiosa de pelea viene por «racismo» en las gallinas morenas o de plumaje marrón. En este caso, las más claras, las de plumajes beiges, suelen sufrir el ataque del resto.
Las gallinas disfrutan de unos sentidos muy desarrollados
Uno de los sentidos más importantes de las gallinas es el tacto, que se localiza especialmente en el pico y la lengua. Gracias al conjunto de terminaciones nerviosas de esa zona pueden analizar concienzudamente el alimento o todo aquello que picotean: su aspecto, dureza, textura, temperatura…
Las plumas son también muy sensibles, y les proporcionan muy buena información sobre el medio que les rodea: frío, calor, humedad ambiente…
Por eso disfrutan especialmente de sus baños de arena, pues para ellas es una especie de masaje muy relajante y además les ayuda a mantener a raya a los parásitos.
La vista de las gallinas es especialmente sensible a la luz, especialmente en las horas de descanso. Por eso es una práctica especialmente cruel someterlas a un exceso de luz eléctrica para que pongan más -como se hace todavía hoy en día en algunas explotaciones avícolas- pues les molesta mucho más que a un humano.
Los huevos de doble yema o los XL son la excepción
¡Y no la regla! Lo normal es que las gallinas, sea cual sea su raza, pongan huevos de una única yema y de tamaño normal (M o L).
Tanto los huevos muy grandes (XL) como los de dos yemas aparecen sólo muy de vez en cuando en la vida de un ave (o a veces, nunca) y su puesta supone un esfuerzo considerable para la gallina.
Depende de los ciclos ovulatorios de cada gallina, el que sean normales o erráticos, de su alimentación, su tamaño corporal, así como del manejo del programa de iluminación para la estimulación reproductiva, etc.
Sería algo parecido a la posibilidad de una mujer de tener gemelos o mellizos: puede ocurrir, pero no es lo habitual.
Con gran fuerza desde pequeñas
Sorprende la fuerza con la que pueden picotear las gallinas, sobre todo cuando observamos cómo lo hacen cuando nacen, rompiendo el huevo desde su interior.
Esto tiene una explicación: al tiempo que el embrión va creciendo dentro del huevo, el calcio de la cáscara se desprende de su cara interna, alimentando al polluelo en sus últimos días.
Así, el pollo no sólo está más fuerte, sino que la cáscara va debilitándose, facilitando que se rompa.
La cresta: un órgano lleno de secretos
La cresta es uno de los órganos más curiosos de la gallina, pues nos indica cómo va el crecimiento y desarrollo sexual de la gallina, así como su estado de salud en general.
Además, gracias al color de la cresta de una gallina un granjero experto puede saber fácilmente si esta pastorea o permanece encerrada, es decir, si respira aire puro o si recibe los rayos del sol.
Es un órgano muy vascularizado, regado por la sangre de la gallina.
Por eso, justo antes y después de poner un huevo la cresta siempre está más pálida durante unos minutos, dado que la sangre se ha concentrado en la cloaca del ave por el esfuerzo de la expulsión.
Los primeros huevos: pequeños y escasos
La puesta del primer huevo para un gallina podría compararse al momento en el que a una niña le viene la regla. Es la primera ovulación para ambas.
Por eso las gallinas no necesitan ningún gallo para poner huevos; de hecho, en Pazo de Vilane no los hay (ni los habrá).
En el caso de la gallina, y como ocurre a veces en las mujeres jóvenes, las primeras puestas de huevos serán erráticas, hasta que el ave madure del todo y se estabilice, hasta que llegue a poner regularmente (dependiendo de su raza y otras muchas más condiciones).
Asimismo, los huevos de las primeras puestas son más pequeños, pero ¡son una auténtica delicia!
En Pazo de Vilane, cuando entran gallinitas nuevas en nuestras fincas y contamos con producción suficiente lanzamos ediciones muy especiales y limitadas de estos huevos; podrás reconocer nuestros huevos de primera puesta por su caja marrón.
Memoria… ¿de gallina?
Las gallinas pueden presumir de ciertos rasgos de memoria episódica, esto es, la relacionada con sucesos autobiográficos.
En diversas pruebas se ha comprobado que las adultas recuerdan dónde se ha escondido un objeto (por ejemplo, una golosina) y los pollitos pueden distinguir la imagen de su madre a las 24-36 horas después de nacer.
En Pazo de Vilane damos fe de esta memoria; por ejemplo: recuerdan y reconocen el sonido de la furgoneta en la que acude su cuidador al gallinero cada mañana (y no el de otro vehículo que aparque en las cercanías a la misma hora). En cuanto lo oyen, se ponen a cacarear de alegría.
Por cierto, también intuyen la hora, aunque no tengan reloj. A medida que se acerca el momento de abrirles las puertas al campo (sobre las 10-11 de la mañana) se ponen más y más excitadas y cacarean con más fuerza.
Como ves, hemos reunido un buen montón de curiosidades de las gallinas que te habrán sorprendido o incluso maravillado. La naturaleza se ha volcado con estos animales (que nos regalan sus sanísimos huevos, de un valor nutricional extraordinario) y a los que debemos estar muy agradecidos. Por eso en Pazo de Vilane nuestra prioridad es proporcionarles los mejores cuidados, con criterios de máximo bienestar animal.
Te animamos a que busques nuestros huevos muy cerca de tu casa: tú te beneficiarás de su increíble sabor a campo, y nosotros podremos seguir manteniendo nuestra granja extensiva sostenible.
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