Desde nuestros inicios, en 1996, en Pazo de Vilane hemos defendido el pastoreo de gallinas como práctica irrenunciable para lograr el máximo bienestar de nuestras aves y la calidad de nuestros huevos camperos.
Como comprobarás, tiene toda la lógica. Una gallina, al igual que todo animal, sólo se desarrollará óptimamente si aletea, corre, picotea y respira aire puro todos los días.
Si además cuenta con excelente alimentación y otros factores de buena crianza –descanso nocturno, tranquilidad o poco estrés en el gallinero, buena temperatura…- tendremos garantizada la mejor calidad de huevos camperos.
Las primeras gallinas en pastoreo de España
En Pazo de Vilane fuimos pioneros en criar gallinas de libre pastoreo.
Cuando nació nuestra granja avícola, a finales de los 90, los sistemas de crianza de gallinas ponedoras en España seguían protocolos que priorizaban la máxima producción de huevos frente al bienestar animal.
En aquel entonces todas las granjas avícolas de España se basaban en gallinas enjauladas y ubicadas en baterías (varios pisos), en la automatización de los procesos de alimentación y recogida de huevos y, por supuesto, en el confinamiento de las aves durante toda su vida.
Fue en ese contexto cuando decidimos ir contra corriente y recuperar el sistema de crianza tradicional de huevos camperos en el entorno envidiable de Antas de Ulla (Lugo), el corazón de Galicia.
Nuestro modo de cría siempre se ha basado en gallinas de libre pastoreo –que disfrutan a diario de pastos verdes todo el año- gallineros pequeños, lotes de aves reducidos, con granjeros o cuidadores especializados y asignados a cada uno de ellos, y la mejor alimentación, basada en cereales y leguminosas.
Huevos de pastoreo: más nutrientes beneficiosos para nuestra salud
Siempre hemos defendido el bienestar animal como bandera de Pazo de Vilane porque no sólo buscamos lo mejor para nuestras gallinas, sino también para el bienestar de nuestros consumidores.
Y es que los nutrientes complementarios que la gallina incorpora en sus paseos campestres (a través de hierbas, flores, minerales, insectos…) le ayudan a expresar todo su potencial genético, o sea, a alcanzar su máximo desarrollo y a ofrecer los mejores huevos camperos.
Es decir, una gallina pone más y mejor cuanto mayor desarrollo logra.
Según un estudio publicado en la revista agrícola Renewable Agriculture and Food Systems y recogido por Cambridge University Press, los huevos de las gallinas en pastoreo (en comparación con los huevos de gallinas de jaula) tienen el doble de vitamina E y grasas Omega-3 de cadena larga; 2,5 veces más ácidos grasos Omega-3 totales y menos de la mitad de la proporción de Omega-6: Omega-3.
Asimismo, se encontró que la concentración de vitamina A fue un 38% más alta en los huevos de gallinas de libre pastoreo que en los huevos de gallinas de jaula.
Por tanto, comer huevos de gallinas de libre pastoreo o huevos camperos es muy beneficioso para la salud.
No olvidemos que la vitamina E refuerza el sistema inmunológico, ayuda a prevenir daños hepáticos (hígado graso), el envejecimiento prematuro o el Parkinson y el Alzheimer, mientras que los Omega-3 contribuyen a regular la hipertensión arterial, el colesterol y los niveles de triglicéridos, y es una parte importante en el correcto desarrollo del sistema nervioso central o en la prevención de las trombosis.
Qué condiciones básicas debe tener el pastoreo de gallinas
Pero en el pastoreo de gallinas no todo vale. Los huevos camperos, o huevos de pastoreo deben ser puestos por gallinas criadas en unas condiciones muy concretas.
Porque el pastoreo no consiste simplemente en abrir las puertas de los gallineros y olvidarse de las aves.
En primer lugar, tanto en la cría campera como en la ecológica (las dos únicas en las que las gallinas salen al exterior a pastorear) la normativa exige 4 m2 de parque por cada una de ellas.
No obstante, la ley no dice nada acerca de la calidad de los parques (tan sólo establece la necesidad de que existan refugios contra las inclemencias y los predadores, y en su caso, bebederos adecuados).
Tampoco establece la frecuencia –diaria, semanal, mensual…- obligatoria en que las gallinas deberían salir a pastar.
Sin embargo, y según la larga experiencia de Pazo de Vilane en crianza de gallinas camperas o gallinas al pastoreo, esta es la clave: un buen clima, salidas diarias durante largas horas, y pastos verdes todo el año son los pilares de la buena crianza y producción de huevos camperos.
Las gallinas son aves muy sensibles al calor, hasta el punto de que se estresan y dejan de comer (y poner) si las temperaturas se elevan, como ocurre en muchas zonas de España en primavera y verano.
Naturalmente, es imposible ofrecer pasto de calidad a las gallinas en lugares extremadamente cálidos, sobre todo si carecen de grandes sombras naturales (proporcionadas por árboles).
La hierba se agosta y lo único que encuentran las gallinas en sus paseos es tierra reseca. En este caso no estaríamos ante libre “pastoreo”, sino ante una realidad bien distinta.
En Pazo de Vilane, además de contar con el privilegiado clima gallego que proporciona 365 días de pastos verdes, nos ocupamos del cuidado de los parques mediante la continua plantación de árbol autóctono que protege y da la sombra necesaria para el bienestar de las aves.
Hay que asegurarse de que las gallinas disfrutan sin miedo ni estrés de sus paseos campestres. Como es bien sabido, son animales muy asustadizos, y el simple vuelo de un ave rapaz o el paso de ganado en las cercanías puede asustarlas, elevando sus niveles de cortisol (hormona que denota si el animal sufre estrés) y empeorando su sistema inmunitario.
En definitiva, se deben cumplir una serie de condiciones climáticas, naturales y de crianza para producir huevos camperos o huevos de libre pastoreo de calidad.
Por el bien de las gallinas… y también del nuestro.
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