Ya lo decía Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina”. Esta máxima podría aplicarse a las gallinas camperas… y a los huevos que producen. Por eso las pautas de alimentación que aplicamos en Pazo de Vilane tienen como objetivo conseguir aves saludables y huevos extra nutritivos.
1. Las gallinas camperas deben comer ad libitum, libremente
Es decir, lo que quieran y cuando quieran. Deben contar con un pienso compuesto bien formulado (en el que no falten los cereales, que les aportan energía, pero también leguminosas y otros nutrientes) siempre accesible y a todas horas.
No hay peligro de que coman demasiado, porque ellas mismas se autorregulan.
El cuidador no debe escatimar al elegir la mejor fórmula (pues hay diferencias en las calidades y, claro está, en el precio). En Pazo de Vilane sólo elegimos la más completa, y nuestro Departamento Técnico está al tanto de los últimos avances en nutrición animal para incorporarlos.
Además, los nutrientes que nuestras gallinas ingieren en sus salidas diarias por los campos verdes del Pazo (hierbas, flores, insectos, minerales…) constituyen un complemento muy saludable.
2. La ley no establece mínimos en la alimentación de gallinas camperas
La normativa vigente no establece mínimos respecto al pienso, ni en cantidad ni en calidad. Esto queda al arbitrio del cuidador o granjero.
Pero en Pazo de Vilane hemos comprobado a lo largo de más de dos décadas de existencia que la alimentación que reciben las gallinas camperas se relaciona directamente con su salud e índice de puesta. Una gallina que no pone huevos puede ser una gallina infraalimentada.
Cuanto mejor sea la alimentación, mejor será su estado general y, por supuesto, la cantidad de huevos y su calidad.
Es sencillo: si comen bien… ponen bien.
3. No es bueno restringir el alimento para ahorrar
Al contrario, sólo puede traer problemas.
Supone un serio peligro para las gallinas (e indirectamente para el objetivo del cuidador).
Una alimentación deficiente deriva en peor estado físico (pérdida de plumas, roturas de huesos…) así como agotamiento, menor puesta, tamaño deficiente de los huevos o incluso, en casos extremos, problemas sanitarios, pues al estar más débiles, son más propensas a los parásitos.
4. Las gallinas camperas necesitan más cantidad de pienso que las de suelo o jaula
Es uno de los mayores retos al que nos enfrentamos los buenos cuidadores de gallinas camperas. Éstas necesitan mayor cantidad de alimento que las de jaula o suelo.
Es lógico. Necesitan más calorías por el ejercicio diario; también para regular los cambios de temperatura (del calor del gallinero al frío del campo) cuando salen a los pastos del Pazo.
Igualmente, la menor densidad de aves camperas en los gallineros de nuestro método de crianza hace que la temperatura sea más fresca, lo que incide en un aumento del apetito.
5. La cría es la clave: “mimando” a las pollitas
La alimentación de las pollitas es tan crítica como la de un bebé o un niño en sus primeros años… hasta alcanzar la adolescencia. La gallina campera debe llegar a su madurez sexual (momento en que empieza a poner) con un buen peso corporal.
O sea, sana y fuerte. Esto determinará el calibre adecuado (tamaño) y calidad de los huevos que ponga.¿Cómo se consigue? Con criaderos pequeños –para conseguir una mayor atención por ave- y una temperatura templada.
Por eso en Pazo de Vilane nos ocupamos de nuestras gallinas en gallineros reducidos y con una vigilancia exhaustiva.
6. Existen alimentos especiales para los períodos de iniciación, crecimiento, desarrollo y puesta
Al igual que los recién nacidos toman una leche de fórmula que va adaptándose a sus requerimientos a medida que crecen, las pollitas deben alimentarse con un pienso formulado para sus distintos períodos: iniciación, crecimiento, desarrollo y puesta.
Y es que en estas edades las necesidades de energía, proteínas, fibra, y aminoácidos difieren de las de una gallina adulta.
Por ejemplo, el alimento de pre-postura contiene casi el doble de calcio que el de desarrollo, así como mayores niveles de proteínas y aminoácidos.
Y como también ocurre a veces con los bebés, el paso de un tipo de alimento a otro no debe seguir un criterio estricto de edad (tal o cual semana) sino que tiene más que ver con el peso y desarrollo logrados de cada gallina.
7. Las pollitas necesitan calorías, pero también fibra
Este es uno de los datos más curiosos en la alimentación de gallinas camperas. Los buenos criadores empleamos fibra para desarrollar el sistema digestivo y el tamaño de la molleja de las pollitas. También las piedrecitas que ingieren en sus paseos actúan como molino en la molleja, lo que les ayuda a hacer la digestión.
Por otro lado, y como buenas “adolescentes”, a veces están desganadas y pierden el gusto por la comida (precisamente en el peor momento, cuando sus requerimientos nutricionales son más exigentes).
La fibra insoluble, paradójicamente, no tiene mucho valor nutricional, pero les despierta el apetito y les facilita una fisiología digestiva saludable.
8. Una buena nutrición equivale a huevos con pesos óptimos
Ya lo habíamos avanzado anteriormente, pero confirmamos que a mayor peso corporal o estructura atlética de la gallina, mejor será el tamaño de los huevos a lo largo de todo el período de puesta.
En Pazo de Vilane observamos constantemente que el calibre de los huevos sea el esperado según las semanas de vida de las gallinas.
En caso contrario, tendremos que averiguar si está faltando algún nutriente.
9. Cuando el calor sube, baja el apetito…
Y ya hemos dicho que esto no conviene en absoluto para el bienestar animal de las gallinas camperas (que llevamos por bandera) y su óptimo desarrollo.
Por ejemplo, estimamos que una gallina Isa Brown come unos 136 gramos/día de pienso con 10º de temperatura; 117 gramos/día con 25º y 110 gramos/día con 30º. Similares cifras aplicarían a nuestras ponedoras Lohmann Brown-Classic.
Como vemos, la inapetencia aumenta a medida que se incrementan los grados.
En Pazo de Vilane somos afortunados porque no solemos tener problemas de altas temperaturas. Esto supone una gran ventaja en la crianza y alimentación de gallinas camperas.
10. Aminoácidos y minerales: que no falten
Los aminoácidos y minerales deben estar muy presentes en la alimentación de las gallinas, porque inciden directamente en su salud y en la cantidad y calidad de la puesta. Al día se recomiendan 19,5 g de proteínas, 880 mg de lisina y 430 mg de metionina.
En pastos verdes y abundantes, como los de Pazo de Vilane, se calcula que una gallina campera puede llegar a ingerir cada día 35 gramos de forraje, 20 de insectos y gusanos (4 gramos de proteínas y 42 g/kg. de lisina) y 2-10 gramos de partículas de tierra (calcio, fósforo y otros minerales).
Además, se sabe que los huesos de las gallinas criadas al aire libre, en especial los húmeros, son más fuertes, probablemente porque el ejercicio diario y la vitamina D de la luz solar les ayuda a fortalecerlos.
11. Más vitaminas, gracias al pastoreo
Nuestras gallinas camperas cuentan con un aporte extra de vitaminas gracias a los campos verdes del Pazo. La hierba les proporciona vitaminas A y E, y los insectos y gusanos –muy habituales en la tierra húmeda gallega- vitaminas K y del grupo B.
12. El color de la yema depende de la alimentación de la gallina campera…
Esto es, de la cantidad de pigmentos presentes en la dieta. Este es el factor principal.
El tono más o menos intenso dependerá de si la gallina ha comido más o menos hierbas con carotinoides (además de los presentes en los cereales de su alimentación básica).
Por eso, a veces, y debido a la crianza natural y artesana de nuestros huevos camperos, pueden aparecer ligeras variaciones de color en la yema.
13. ¿Se puede influir en el porcentaje de grasas del huevo a través de la alimentación de las gallinas camperas?
Sí, estudios científicos confirman que su composición lipídica puede cambiar si las gallinas tienen acceso a parques con vegetación, en función de las plantas que consuman.
En trabajos de laboratorio se ha hallado un aumento de ácido linoleico (6-15%) y un descenso del oleico (-1-4%) y el esteárico (-3-6%).
También se ha comprobado un incremento de ácidos grasos Omega-3, principalmente linolénico.
14. El tamaño (del alimento) sí importa en la alimentación de gallinas camperas
Las gallinas son muy especiales; diríamos que hasta algo caprichosas a la hora de comer.
Les gusta la comida con un tamaño de grano determinado y desprecian los componentes muy finos (también, a veces, los de granulometría excesivamente gruesa).
Por eso debemos tener cuidado con la textura de ciertos nutrientes que, por su pequeño tamaño, se filtran y caen al fondo.
En este sentido, las gallinas también actúan como los niños: eligen primero lo que más les gusta y suelen despreciar otros granos fundamentales para su desarrollo (dejándolos en el fondo del comedero).
Por tanto, la meticulosidad y buena técnica del cuidador son imprescindibles para animar a todas las gallinas y pollitas del gallinero a ingerir lo necesario para su buena salud.
Por todo lo que hemos expuesto anteriormente es fácil deducir que la alimentación de gallinas camperas es casi un arte que requiere experiencia, dedicación, y formación constantes.
De la profesionalidad del cuidador dependerá que la gallina exprese todo su potencial genético, es decir, que llegue a convertirse en el ave fuerte y sana que estaba llamada a ser por su raza o estirpe y que ponga los mejores huevos, los más nutritivos para el consumidor.
Nuestra responsabilidad es velar por que su alimentación sea la mejor posible, tanto para con el ave como para todas las personas que eligen nuestros huevos.
Y en ello nos empeñamos cada día.