“Hemos pasado un día inolvidable”. Ese fue el mensaje común que nos transmitieron el pasado 17 de julio las ganadoras de nuestros recientes concursos, el del Libro de Recetas del 25 aniversario y la 8ª edición de “1 idea, 1 árbol”. Fue una jornada llena de entretenimiento, aprendizajes y disfrute en familia, pues las vencedoras pudieron compartir el premio, un viaje a Pazo de Vilane con todos los gastos pagados, con sus allegados. Nos encantó recibiros a todos. ¡Gracias por vuestra visita!
Iniciamos la jornada con la recepción de todo el grupo bajo la sombra de los cedros gigantes que presiden el jardín de Pazo de Vilane. Allí, junto al hórreo, nuestros visitantes –venidos de todos los puntos de España: Toledo, Valencia, Madrid, Orense…- conocieron la historia de Pazo de Vilane o, lo que es lo mismo, nuestra aventura familiar. Ese periplo empresarial en el que los Varela-Portas, originarios de Lugo, pero afincados en Madrid durante dos décadas, volvimos en 1996 a nuestros orígenes para lanzar un concepto nuevo en el mercado español: el huevo campero de gallinas criadas en libertad y pastoreo verde todo el año.
A lo largo de la mañana fuimos mostrando todas las instalaciones de Pazo de Vilane, una instalación labriega desde sus orígenes, en el siglo XVIII, aunque a partir de los años 60 y 70 del XX había sufrido un serio deterioro y abandono total de su actividad originaria.
Nuestros nuevos amigos tuvieron ocasión de conocer el edificio del Pazo, que está incluido como bien cultural en el inventario de Patrimonio Histórico de la Xunta de Galicia; la Palleira (antiguo almacén de la paja) que en su momento amenazaba ruina y hoy se destina a sala de formación y eventos de RSC de la empresa; los originales establos de novillas, convertidos en la nave de clasificación, envasado y almacén de huevos camperos, o la antigua sala de ordeño, donde actualmente se ubican nuestras compañeras del departamento de Administración.
Visita a nuestras gallinas camperas en libertad
Pero sin duda el momento estrella de la mañana fue la visita a una de nuestras fincas, Susnavás, donde el grupo tuvo ocasión de mezclarse, contemplar de cerca e incluso acariciar a nuestras gallinas camperas. La sorpresa para casi todos fue la docilidad y curiosidad de las aves –que no dudaron en acercarse para conocernos- y el verdor del pasto de Pazo de Vilane, a pesar de la ola de calor que recorría toda España.
La explicación no es otra que el clima privilegiado de la Comarca de A Ulloa, donde se ubica el Pazo y sus tierras. Juan Pedro Sánchez, director de Producción, Bienestar Animal e Innovación de Pazo de Vilane nos explicó que una temperatura templada es fundamental en la cría y buena puesta de gallinas camperas: “Cuando el termómetro supera los 26º, por cada grado de aumento baja un 10% la puesta de huevos. Beben más y comen menos. Si hace mucho calor incluso rechazan salir al exterior. Imaginemos cómo debe ser la vida de las gallinas en regiones donde ampliamente se superan los 38º muchos días de verano”.
En efecto, también la calidad del huevo baja, pues al aumentar el líquido ingerido, se incrementa el porcentaje acuoso y pierde consistencia.
Por el contrario, no ocurre esto en el huevo campero gallego de Pazo de Vilane, precisamente por las condiciones climáticas antes descritas.
Clase exclusiva de cocina con el apoyo de la escuela profesional pública gallega
Ricardo Fernández Guerra y Manuel Cordido Rios, profesores en las escuelas públicas de cocina IES Vilamarin y CIFP Carlos Oroza de Pontevedra, se desplazaron hasta el Pazo para impartir a nuestros ganadores una master class de cocina gallega con el huevo campero como protagonista.
A pesar de la maestría de nuestros huéspedes –no olvidemos que una gran parte de ellos habían ganado el viaje gracias a su buen hacer entre fogones- tuvimos oportunidad de aprender mucho sobre técnicas, recetas, truquiños y características esenciales del buen producto gallego.
Todas las verduras y frutas empleadas en los platos salieron del huerto que cultivan los propios alumnos en las escuelas, y el resto de ingredientes (desde el vinagre, el porco celta, hasta, naturalmente, nuestros huevos camperos…) se adquieren en Galicia, con el fin de minimizar la huella de carbono.
Ya se sabe, a menor distancia del lugar de producción al de consumo, menor huella.
La clase transcurrió en un ambiente distendido, al aire libre, disfrutando todos de la simpatía de Ricardo y Manuel y de sus excelentes platos, que pudimos degustar a medida que quedaban completados.
Finalmente, a última hora de la tarde, despedimos a nuestros premiados, muy contentos, según nos comentaron, por haber podido conocer el corazón de una empresa “que pone verdadera pasión en lo que hace… y que cumple lo que dice”.
¿Te ha interesado esta noticia? ¡Suscríbete a nuestro boletín y recibirás gratis un libro digital!