Antas de Ulla es nuestro pueblo, el lugar donde se emplaza Pazo de Vilane y centro geográfico de Galicia. Nos gusta presumir de que es el corazón da nosa terra.
Y es que Antas lo tiene todo: historia, leyendas, tradiciones, naturaleza, buen clima y estratégica ubicación. ¿Exageramos? Sigue leyendo y comprobarás que nos quedamos cortos, porque además la amabilidad de nuestras gentes es legendaria.
Dónde está Antas de Ulla
Como ya te adelantábamos, Antas de Ulla es un pequeño municipio que marca el centro geográfico de Galicia. Está estratégicamente situado en el suroeste de la provincia de Lugo, a un paso de los límites con las provincias de A Coruña, Pontevedra y Ourense.
Lo habitan algo más de 1.900 habitantes repartidos en unas 133 entidades de población, agrupadas, a su vez, en 29 parroquias.
Casi todos los seoaneses -gentilicio de Antas de Ulla- se dedican a tareas agrícolas o ganaderas, o bien a industrias derivadas de estas dos actividades, así como al pequeño comercio, a la hostelería, o al turismo rural. La Comarca de A Ulloa, formada por los ayuntamientos de Antas de Ulla, Monterroso y Palas de Rei, es un territorio fértil, de gran riqueza cinegética y piscícola y de hermosos recursos naturales.
Historia y leyendas de Antas de Ulla
La historia de Antas de Ulla es antiquísima, y a ello hace mención su topónimo. De hecho, anta es la palabra gallega para denominar un dolmen o tumba neolítica; y es que los historiadores creen que el origen de la actual población es un importante asentamiento megalítico.
Así lo atestiguan los restos arqueológicos que pueden visitarse en la zona, desde petroglifos a dólmenes, además de mamoas (túmulos funerarios) pasando por los castros de época posterior.
Por otra parte, el apellido de nuestro municipio hace honor al río Ulla, cuyo nacimiento se ubica en los Montes de Olveda (dentro asimismo del ayuntamiento de Antas de Ulla), y cuyo caudal llena de vida toda la comarca.
Pero sigamos con la Historia de Antas… Con el correr de los siglos, los romanos se asentaron en la zona, pues era un lugar estratégico a medio camino entre las ciudades de Lucus Augusti (Lugo) e Iria Flavia, puerto importante por entonces, ubicado en el actual municipio de Padrón, sur de A Coruña.
Fue en el siglo VI cuando se constituyó el Condado de Ulliensis y Antas de Ulla se convirtió en un próspero burgo, con un amplio patrimonio de arquitectura civil y religiosa que ha perdurado.
Más tarde, en la Edad Moderna, llegaron las pugnas entre grandes señores que se disputaban la hegemonía del territorio. De esa época (siglo XIII) son la Torre o Fortaleza de Amarante (levantado sobre un castro por la familia Noguerol, condes de Amarante) o el Pazo de Santa Mariña.
Entre 1467 y 1469 tuvo lugar en Galicia la Gran Guerra o Revuelta Irmandiña (considerada la mayor guerra civil europea del siglo XV) y la Ulloa, lamentablemente, no se libró de la tragedia.
Los irmandiños (campesinos, gentes de los burgos, baja nobleza y miembros del clero) acuciados por pestes, hambres y la necesidad de pagar impuestos excesivos, se rebelaron contra los grandes señores, asaltando castillos y fortalezas. Debido a los estragos de esta revolución, sólo nos ha llegado parte de la Fortaleza o Castro de Amarante. Si bien la Comarca da Ulloa conserva en el municipio de Palas de Rei el Castillo Fortaleza de Pambre, que fue el único que resistió los estragos de las revueltas irmandiñas.
Pazo de Vilane entró a formar parte de la historia de Antas de Ulla más tarde, a partir del siglo XVIII (aunque hay quien asegura que es anterior). No era la mansión de unos grandes señores, sino un pazo agrícola típico de la Galicia interior que congregaba la actividad de campesinos, ganaderos y aldeanos de la zona.
¿Pero qué sería Galicia sin sus míticas leyendas? En Antas de Ulla son tan variadas y misteriosas como en el resto de la región. Así, desde tiempos inmemoriales se habla de un supuesto pasadizo secreto construido por esclavos –y nunca hallado- que conectaría el Castro de Amarante y el Monte Farelo.
También cuenta la leyenda que, bajo la Iglesia del Castro, en tiempos de la dominación árabe, había tres minas: una de oro, otra de plata y una tercera de alquitrán. Los más ancianos advertían a posibles aventureros: mucho cuidado si alguna vez osaban extraer los metales preciosos, pues el alquitrán se prendería y calcinaría la iglesia y todos los alrededores.
Otro mito hacía referencia a unas meigas protectoras del amor sincero, que castigaban de formas diversas a los mozos que albergaban malas intenciones con alguna muchacha. Por eso ellas se cuidaban de citarse con sus enamorados en las inmediaciones del Castro, a fin de contar con fieles testigos.
Tradiciones y fiestas de Antas de Ulla
Con una historia tal, es lógico que Antas de Ulla atesore hondas tradiciones. Aquí hay mucho que ver… ¡y mucho por probar!, pues la gastronomía aldeana goza de gran arraigo. Así, es famoso el pan de Antas, elaborado con harinas de trigo del país (gallegas) y cocido lentamente en horno de leña. Garantizado: con solo probar un trocito llegarás al cielo.
Idéntica fama merecen los quesos de la D.O. Arzúa-Ulloa, de extraordinario sabor: puedes elegir entre el queso picante de Antas, los de tetilla, los cremosos o los más curados.
Por otra parte, los huevos camperos de Pazo de Vilane, una auténtica delicia, recuperan directamente la tradición perdida de los huevos de casa, aquellos que las paisanas de Antas criaban para el consumo de sus hogares. La clave de la calidad de nuestros huevos es la crianza de las gallinas en libertad y el pastoreo diario por los verdes pastos del Pazo, tal como se hacía entonces.
En cuanto a las fiestas populares, destaca la celebración de la noche mágica de San Juan. En ella el fuego es el absoluto protagonista. Primero se asan en la hoguera sardinas o una churrascada con todo tipo de carnes, para terminar saltando sobre las ascuas, siempre un número impar de veces. La fiesta suele terminar con la quema de cosas viejas: generalmente las más odiadas o las que representan un recuerdo triste.
Otra celebración popular y veraniega de Antas de Ulla son las Foliadas de Seoane. Foliada significa “locura”, pero en este caso viene a denominar un encuentro campestre en el que familiares y amigos se reúnen para tocar, cantar y bailar tonadas tradicionales gallegas.
El plan comienza con la recogida de los vecinos en carromatos, hasta llegar al campo. Una vez allí suenan las gaitas, panderetas, tambores y otros instrumentos de percusión… mientras el cuerpo aguante. Todo ello acompañado de buena comida y juegos tradicionales.
Qué ver en Antas de Ulla
El río Ulla
El río que da nombre a nuestro municipio es de una belleza inigualable. Caudaloso y extenso (es uno de los grandes ríos gallegos, sólo por detrás del Miño en superficie de cuenca y el tercero en longitud) regala vida y verdor a todo el territorio que atraviesa.
No sólo recorre la comarca de A Ulloa, también a lo largo de buena parte de sus 132 km marca el límite natural entre las provincias de A Coruña y Pontevedra. Los expertos lo tienen claro: el clima privilegiado de la Ulloa y la riqueza de nutrientes de sus tierras proceden del río. Es el que otorga equilibrio a todo el ecosistema.
Recorrerlo es una verdadera sorpresa: todo en su cuenca es la misma expresión de la naturaleza gallega más salvaje. Remansos bellísimos, islas fluviales, recodos, meandros, cascadas memorables se alternan con la artística acción del hombre en puentes y pasos históricos.
En ambas orillas crecen frondosos bosques de robles, nogueras, alcornoques o pinos gallegos que cobijan la más rica variedad faunística que pueda imaginarse. Salamandras, nutrias, aves acuáticas, patos, zorros, armiños, conejos o erizos crecen entre la espesura, mientras que salmones, truchas, anguilas o lampreas pueblan sus aguas.
Tampoco el río carece de leyenda propia… ¿Sabías que la tradición cristiana asegura que los discípulos del apóstol Santiago cargaron su cuerpo desde Palestina y remontaron el Ulla en barca hasta darle sepultura en la ciudad del mismo nombre? Probablemente, iniciaron camino en la Ría de Arousa hasta el puerto romano de Iría Flavia, y de ahí continuaron en procesión hasta Compostela.
Fortaleza del Castro de Amarante
Ya te hemos hablado de esta fortaleza en la historia de Antas de Ulla. Y aunque de la construcción original sólo quedan algunos restos, seguro que te merecerá la pena una visita. Todavía se conserva una gran estructura oval (que pudo ser una torre central) a la que se accede por una puerta ojival. De siglos posteriores es ya el pazo adosado de los Noguerol. También se mantiene un hórreo sobre el portalón de la entrada, lo que indica que, con el paso de los siglos, pasó de fortaleza medieval a casa de labranza.
Monte Farelo
En su lateral se encuentran los petroglifos neolíticos del Monte Farelo, que también mencionábamos antes. Situados cerca de la aldea de San Fiz, forman una de las concentraciones de grabados más importantes de Galicia; posiblemente se remontan a la Edad de Bronce.
¡Ah! Y no olvides subir al mirador del Farelo, a 950 metros; desde allí dominarás la mejor vista de toda la comarca.
Balneario de aguas de Frádegas
Tristemente abandonado a finales de los años 20, el Balneario de aguas de Frádegas se inauguró finalizando el XIX a orillas del río Ulla para aprovechar sus aguas sulfurosas. Los restos de la construcción novecentista y la hermosa decadencia del conjunto te enamorarán. Todavía podrás ver parte de la capilla o el molino.
El románico de Antas de Ulla
Y si lo tuyo es el Románico, no dejes de visitar la Iglesia de Santa María de Arcos -con su esplendoroso ventanal en el ábside- la iglesia de Amoexa, que cuenta con un peculiar cobertizo a un lado de su nave central, o el pórtico de la de San Martiño de Amarante.
Detente también en la fachada y puerta de la Iglesia de San Salvador de Vilanuñe; te encantarán sus arcos de medio punto ornamentados.
Como ves, Antas de Ulla y sus alrededores son lugares míticos… casi mágicos. La naturaleza más abrumadora se funde con una historia y unas tradiciones ancestrales. Y es que en Antas nos gustan las cosas bien hechas, despacio y con alma, por eso perduran. No dudes en visitarnos… ¡Aquí te esperamos!