Es en la humildad donde reside la grandeza, y pocos platos lo muestran tan bien como nuestra amadísima sopa castellana, también conocida por algunos como sopa de ajo.
Este sabroso caldo de ingredientes modestos no es, ni más ni menos, que el resultado directo de años de ingenio y creatividad motivados por la austeridad más absoluta. ¡Una obra maestra de la gastronomía española, nacida de los mismísimos fogones de la pobreza!
Esta receta tradicional es una forma rápida y fácil de introducirse en el apasionante mundo de los pucheros. Una receta comodín para hacer al menos una vez a la semana durante los meses de invierno, calentando el cuerpo y alimentando el ánimo durante los días más fríos de esta (para muchos) tediosa estación.
Aprovecha el pan que te sobró ayer, pica un poquito de jamón (opcional), prepara el pimentón y reserva tu mejor aceite de oliva para la ocasión.
Si además quieres bordar el paso final, y que la yema quede compacta -sin derramarse desastrosamente hacia los lados- asegúrate de que los huevos que vas a utilizar son camperos, de nuestras gallinas libres y juguetonas, criadas con cariño en los infinitos campos gallegos de Pazo de Vilane, ¡donde el verdor no se apaga nunca!
Vamos con esta sopita…
Sigue estos pasos si quieres que tus sopas de ajo queden perfectas
No tenemos la receta mágica, ¡pero casi! Y es que hay ciertas recomendaciones hereditarias que no nos podemos saltar si queremos que esta elaboración se parezca lo máximo posible a la que en su día hacían nuestras abuelas.- Como siempre nos gusta recalcar, la base de una buena receta son sus ingredientes. No por elegir un pan del día anterior, tenemos que conformarnos con cualquiera. Intenta utilizar un pan rústico, de masa madre, con buena miga y corteza. Así se absorberán mucho mejor los sabores y evitarás que se deshaga en exceso.
- Dora el ajo en un aceite de oliva virgen extra de calidad y vigila que no se queme. Este punto es clave para que la sopa quede rica, de lo contrario podría acabar desarrollando un gusto amargo. ¡Con el pimentón sucede exactamente lo mismo!
- Ve probando y rectifica la sal las veces que sea necesario, es habitual quedarse corto en este tipo de preparaciones. Eso sí, intenta que no se te vaya demasiado la mano, porque rectificar una comida salada es complicado.
- Sirve la sopa bien caliente, para que la clara se integre con facilidad y la yema se mantenga firme en el centro del plato. De esta forma, podrás disfrutar de su sabor en su máximo esplendor. Si todavía no sabes dónde comprar nuestros huevos camperos solo tienes que entrar aquí y buscar en el localizador tu tienda más cercana. ¡Fácil, rápido y cómodo!
Ingredientes
- 6 huevos de Pazo de Vilane
- 8 dientes de ajo
- 14 rebanadas de pan duro
- 150 g de jamón picadito
- 2 litros de caldo de jamón casero
- 2 cucharadas y y ½ de pimentón dulce ahumado
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Elaboración
- Calienta el aceite y sofríe los ajos en una cazuela, hasta que estén dorados, vigilando que no se quemen. Agrega el jamón y dale una vuelta.
- Retira la cazuela del fuego, añade el pimentón y fríelo unos segundos. Cuando añadas el pimentón ten cuidado de no dejarlo en el fuego demasiado tiempo, ya que podría quemarse y amargar el sabor de la sopa.
- Añade las rebanadas de pan y remueve para que se hidraten y empapen bien con la mezcla.
- Incorpora el caldo, prueba y rectifica la sal si es necesario. Deja que la sopa cueza a fuego medio durante 20 minutos.
- Cuando quede un minuto para retirarla, separa las yemas de las claras. Añade únicamente las claras a la cazuela y remueve hasta que cuajen y se formen los característicos hilos blancos.
- Sirve la sopa bien caliente en cada plato o cuenco, y coloca una yema en el centro. Si has utilizado auténticos huevos camperos de nuestras gallinitas, el calor humeante del caldo será suficiente para conseguir una yema perfecta.