Devolver a la vida un pazo que permaneció veinte años abandonado para convertirlo en un motor de dinamización rural y económica fue uno de los objetivos que llevó al empresario Juan Varela-Portas y Pardo a fundar Pazo de Vilane en los años 90. Desde entonces, la empresa familiar se ha convertido no solo en referente de la producción de huevos camperos y mermeladas artesanales, sino también en ejemplo de recuperación del patrimonio arquitectónico del mundo rural.
Desde que el proyecto echó a andar, en Pazo de Vilane se han llevado a cabo distintas reformas y rehabilitaciones para dar una segunda oportunidad a construcciones que llevaban décadas sin ser utilizadas, y que se integran en la finca de 37 hectáreas. Así, la cuadra donde se guardaban los animales, el almacén de heno (A Palleira) o la vivienda donde residía la familia encargada del cuidado del pazo ( A caso dos caseiros), son hoy construcciones recuperadas y destinadas a diferentes actividades de la empresa familiar.
Como comentaba la historiadora Sandra González Sousa en un estudio sobre el resurgir de los pazos gallegos, la recuperación del pazo ayuda a dinamizar el entorno que le rodea, como ya lo hacía en su época de esplendor -siglos XVI, XVII y XVIII-. Y esa apuesta por el mundo rural es una de las estrategias que define a Pazo de Vilane.
Nuevos usos para una segunda vida
La clave de esta recuperación del patrimonio arquitectónico reside en encontrar un objetivo para ese patrimonio, es decir, en dar un nuevo uso a construcciones pensadas para una función que en muchos casos ya no es necesaria. Un ejemplo es la palleira de Pazo de Vilane . En ella solía almacenarse el heno con el que se alimentaban los animales, que a su vez dormían en la planta inferior. Ahora es un espacio donde se celebran conciertos, eventos, talleres o reuniones de empresa dinamizando el entorno, sirviendo a la actividad de la empresa.
Lo mismo ocurre con la denominada “Casa dos Caseiros” la vivienda donde residían las personas responsables del cuidado de la finca. Desde el año 1931 permanecía vacía pero, tras su rehabilitación, puede destinarse a actividades como talleres, cursos y conferencias.
Estructura y material
Todas estas restauraciones se han llevado a cabo respetando la estructura original de los edificios. La prueba más clara podemos verla en los techos, que conservan las grandes vigas de madera que siempre los han soportado.
Los materiales seleccionados para las reformas son los mismos utilizados originariamente en su construcción en un afán de respetar el patrimonio y su entorno.
La recuperación del patrimonio arquitectónico de Pazo de Vilane abre una nueva etapa en un entorno de gran riqueza que durante décadas fue olvidado.