27 mayo 2014
Durante el puente de mayo celebramos una jornada de puertas abiertas. Los invitados pudieron conocer las gallinas en libertad, el proceso de producción del huevo campero y las plantaciones de frutos del bosque. Una de las cosas que sorprendió a nuestros visitantes fue el hecho de que el Pazo de Vilane se encuentre habitado, por tratarse de un edificio muy antiguo y bastante grande.
Pazo de Vilane es un sitio vivo: formamos parte del entorno conviviendo de manera respetuosa con la naturaleza. Nos sentimos parte de la tierra y procuramos conservar y mantener el pazo como símbolo de la historia y la cultura de Galicia.
No se trata de una labor sencilla: hay que calentar el pazo para que sea habitable y hacer que la humedad, tan característica de Galicia, no deteriore el edificio. Mantener el tejado original de madera de castaño, construido hace más de 200 años o las ventanas, los suelos o las techumbres en buen estado de conservación son algunas de las tareas que debemos realizar.
Se trata de un edificio iniciado a finales del siglo XVII. Tiene la característica forma en U, con su solaína (o corredor) orientada al sur y una torre situada en uno de sus laterales, en la parte más elevada del conjunto. En la parte posterior de la vivienda está la capilla y dentro del cierre general del pazo y formando parte del conjunto edificatorio, se encuentra la palleira y el hórreo.
Según algunos datos que se han podido recopilar, una extensa genealogía de familias de la Ulloa converge en el edificio del Pazo de Vilane. Los Varela Ulloa, Los Saavedra, Los Mosquera Villamarín, Los Míguelez, Los Varela das Seixas, Los Pérez Ayude, todos tienen algo que ver con Vilane. Los datos permiten afirmar que doce generaciones de la misma familia podrían haber ocupado el edificio, las cuales confluyen en los actuales propietarios.
Por eso, podemos decir que el Pazo de Vilane está vivo y continuamos trabajando para que así sea, por lo menos para doce generaciones más.