«Só a lembranza de onde veño, me axuda a saber cara onde vou.»
Rosalía de Castro
“Sólo el recuerdo de dónde vengo me ayuda a saber adonde voy”, decía Rosalía, por eso en Pazo de Vilane nos gusta conocer el origen de tradiciones tan nuestras como el Día de Galicia, que hunde sus raíces varios siglos atrás.
Cada 25 de julio en Pazo de Vilane nos vestimos de gala para celebrar el Día de Galicia, porque lo sentimos como algo muy nuestro. No sólo eso, también coincide con la fiesta del Patrón de España, Santiago Apóstol, cuyos restos reposan en Santiago de Compostela, por lo que el país entero está de celebración. ¡Mejor aún!
Y es que Galicia, para todos los que formamos Pazo de Vilane, representa algo más que nuestra tierra; es nuestro origen y nos esforzamos para que sea nuestro futuro.
Desde el principio supimos que Galicia, con su excepcional clima y fertilidad, proporcionaría el mejor cobijo y alimento a nuestras gallinas. Sabíamos que sólo aquí podríamos producir los huevos con más sabor de España. Por eso forma parte de nuestra identidad y nos acompaña en todas nuestras cajas.
25 de julio, uno de los días más esperados en el Pazo
Cada 25 de julio los habitantes del Pazo hacemos un parón en nuestros trabajos para celebrar esta jornada tan señalada. No sabemos por qué, pero en estos días tan nuestros todo huele a fiesta y hasta la luz es distinta.
A lo lejos, en medio del fuerte piar de los pájaros, se oye un rumor de gaitas, tambores y petardos. Los niños corren, los adultos se afanan en la cocina… ¡incluso las gallinas corretean, emocionadas!
Por fin nos reunimos alrededor de una gran mesa y degustamos los buenos manjares gallegos. No faltan la empanada ni los mariscos; tampoco la tarta de Santiago o las filloas a la hora del café, elaboradas, cómo no, con nuestros huevos camperos más frescos. Seguramente alargaremos la sobremesa hasta la noche, hasta que se nos eche el relente encima.
¡Así son los veranos en el Pazo, y el Día de Galicia, que coincide con el Día de Santiago Apóstol, el culmen de la temporada estival!
A unos kilómetros, en Santiago de Compostela, los festejos están siendo excepcionales. La Praza do Obradoiro rebosa desde la noche previa, cuando su fachada se ilumina con fuegos artificiales e imágenes 3D. Los peregrinos están exhaustos, pero aquí y allá todavía logran arrastrar sus botas para bailar al ritmo de alguna tonada celta. Las campanas resuenan por toda la comarca…
¿Cómo se instituyó el Día de Galicia?
La celebración del 25 de julio como Día de Galicia se hizo oficial en 1979. Fue en ese año cuando la Xunta de Galicia, a través del DOG (Diario Oficial de Galicia) institucionalizó la fiesta. Pero lo cierto es que esta celebración se venía conmemorando desde décadas atrás.
A comienzos del XX, en 1919, las Irmandades de Falae establecieron el 25 de julio del año siguiente, 1920, como primer Día da Patria Galega, si bien no consiguieron extender la fiesta por toda la región hasta mediados de esa década.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera la fiesta gallega fue interrumpida y en el Franquismo el 25 de julio se impulsó como día festivo para conmemorar el Día de Santiago Apóstol como Patrón de España.
A partir de la Transición se recuperó el carácter gallego de la fiesta y desde entonces se conmemora por todo lo alto en toda la Comunidad, con fiestas populares, actos simbólicos y culturales, así como celebraciones religiosas.
Los orígenes del Día de Santiago
Parece lógico que, reposando los restos del Apóstol Santiago en Compostela, y celebrándose su día (desde el siglo XI) el 25 de julio, se escogiera tal fecha para conmemorar el Día de Galicia.
Y es que aunque hasta 1080 se tienen noticias de que la festividad del Santo tenía lugar el 30 de diciembre, fue a partir del siglo XI cuando la liturgia marcó el 25 de julio como el “gran día”, mientras que la fecha decembrina se reservó para la fiesta de la Traslación.
Este último festejo conmemora el traslado en barca desde Jerusalén hasta Compostela del cuerpo de Santiago tras ser decapitado por Herodes Agripa en el año 44 d.C. La leyenda dice que sus valientes discípulos surcaron el Mediterráneo, el Estrecho de Gibraltar y la costa portuguesa hasta remontar el cauce del Río Ulla, que pasa muy cerquita de Pazo de Vilane. Se cree que el último tramo, hasta Compostela, se hizo a pie, en procesión.
Desde el descubrimiento de la tumba –entre los años 820 y 830- tal ha sido el arraigo de la fiesta del Santo Apóstol en Galicia, que existen fuentes documentales que corroboran que ya en los siglos XVII y XVIII se lanzaban cohetes y fuegos pirotécnicos este día, a modo de celebración.
Galicia y Pazo de Vilane
Cuando decidimos volver a Pazo de Vilane, que había estado en manos de nuestra familia, los Varela-Portas, desde el XVIII, lo hicimos pensando en devolverle su perdido esplendor.
Soñábamos con que volviera a ser motor y fuente de riqueza; centro de empleo y de arraigo para la comarca. Imaginábamos una Galicia rural sostenible, capaz de generar el sustento necesario para su gente, y evitar así la legendaria emigración de los jóvenes gallegos.
Por eso hemos tenido muy presente a Galicia en cada uno de los pasos que hemos dado en todos estos años.
De 50 gallinas hemos pasado a 190.000, pero despacio, siempre con “sentidiño”, asegurándonos de no sobreexplotar los recursos.
Nuestro modelo de negocio es sostenible, pero es que además, a través de los pilares de nuestra RSC, tratamos de revitalizar la comarca.
Por ejemplo, con nuestro concurso anual 1 idea, 1 árbol intentamos recuperar el bosque gallego; para ello plantamos un árbol por cada idea de reutilización que recibimos de nuestra caja de la gallinita. Ya llevamos ocho ediciones y cientos de árboles plantados.
Por supuesto, hemos puesto en valor las abandonadas fincas del Pazo, que ahora vuelven a producir y a generar riqueza. Y también hemos restaurado el edificio histórico, abriendo parte de sus instalaciones (como en el caso de la Palleira) a iniciativas culturales y sociales.
Así, cuando celebramos las Jornadas de Puertas Abiertas o los Concertos no Pazo (cancelados transitoriamente por el Covid), todos los visitantes que llegan a Pazo de Vilane, algunos desde puntos lejanos de España, pueden conocer este patrimonio arquitectónico recuperado, al mismo tiempo que revitalizan la comarca con su estancia en la zona.
En definitiva, en Pazo de Vilane sentimos Galicia, somos parte de ella y, tanto en este 25 de julio como en todos los días del año tratamos de devolverle el amor que nos da.
¡Feliz Día de Galicia a todos!
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