Aviso a golosos: si no has probado estas rosquillas caseras de Pazo de Vilane, ¡no lo hagas, porque te convertirás en adict@!
Esponjosas, dulces, de textura suave… ¡Se deshacen en la boca!
Y encima son sanas y nutritivas, para las meriendas o las “medias mañanas” de los niños o los mayores. Ve a la cocina y cíñete el delantal, que vamos a enseñarte en un santiamén a preparar rosquillas caseras de las de antes. Ricas-ricas, de verdad.
Todos recordamos aquellas fuentes rebosantes de rosquillas caseras que la abuela sacaba de la alacena cuando íbamos a su casa a merendar. Al ver nuestra cara de felicidad ella sonreía de oreja a oreja; más aún cuando las mojábamos en leche o le pedíamos repetir una y otra vez.
Estarás de acuerdo en que hay tradiciones que no se pueden perder. Por eso ha llegado el momento de que tomes el relevo y te luzcas con la verdadera receta de rosquillas caseras de tu abuela.
Y es que no puede haber merienda más sana y nutritiva: huevos camperos, harina, leche, aceite… Ideal para alimentar a los más pequeños... ¡Y a los mayores! Estas rosquillas caseras sólo llevan ingredientes naturales, y para colmo son mucho más fáciles y rápidas de lo que parecen.
Paso a paso para unas rosquillas caseras perfectas (de chuparse los dedos)
- ¿Su único secreto? Los huevos: camperos, fresquísimos y recién recogidos en el Pazo.
- Vigila bien la temperatura del aceite. Si está humeando, se te quemarán por fuera y quedarán crudas por dentro; si, por el contrario, el fuego está muy suave, corres el riesgo de que se te deshagan.
- No esperes a que se enfríen demasiado para bañarlas en azúcar y canela: mejor, todavía en caliente.
Ingredientes
- 3 huevos camperos Pazo de Vilane
- 170 g de azúcar
- Ralladura de dos naranjas
- Ralladura de un limón
- 80 ml de aceite de oliva virgen extra
- 140 ml de leche entera
- 600 g de harina
- 2 cucharaditas de levadura
Elaboración
- Con ayuda de unas varillas, bate los huevos con el azúcar, la ralladura de las naranjas y el limón hasta obtener una crema.
- Vierte el aceite y vuelve a batir hasta integrar perfectamente.
- Mezcla la harina con la levadura y añádela poco a poco junto a la leche. Comienza a trabajar la masa con las varillas y luego usa las manos. Al principio se te quedará pegada, pero a medida que tome cuerpo se irá desprendiendo. El punto perfecto de la masa tiene que ser pegajoso, pero manejable. Te llevará unos 4-5 minutos.
- Haz una bola con la masa, cubre con un paño limpio y deja que repose treinta minutos en un lugar cálido.
- Para que todas tus rosquillas sean iguales y se frían por igual, lo mejor es pesarlas. 35 gramos es una buena medida.
- Con las manos engrasadas prepara las bolitas y hazles un agujero en el medio. Mientras, ve calentando abundante aceite de oliva en una sartén alta, sin que llegue a humear.
- Antes de sumergir cada rosquilla en el aceite abre un poco más el agujero Verás que caerán hacia abajo; esto es normal, enseguida subirán y empezarán a dorarse suavemente. Un truco para que el agujero no se cierre es voltearlas un par de veces una vez se hayan levantado del fondo de la sartén.
- Ve retirando a una rejilla para que templen. Antes de que enfríen por completo dales un buen baño de azúcar y canela molida.