Huevos rotos o estrellados

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Si existiera un premio a la receta más fácil, rica y barata con huevos camperos, estamos seguros de que los huevos rotos (o estrellados, como también son conocidos) subirían al pódium para recibir medalla. 

Es impresionante: ni el ascenso meteórico de la cocina sofisticada, el surgimiento de chefs con originales invenciones o los ingredientes caros y exclusivos han podido con los huevos rotos. ¡Sigue siendo el plato preferido de muchos! 

Nada puede con la exquisita combinación de esa sabrosa cama de patatas fritas con huevos camperos bien hechos, rotos y mezclados, que comparten sabores y exquisitos jugos. 

La clave de este plato sencillísimo pero inigualable son dos: los mejores ingredientes y la buena mano en la cocina. 

Como damos por hecho que la segunda ya la tienes, te apuntamos todos nuestros trucos y la lista de los ingredientes, para que bordes esta recetiña de huevos rotos o huevos estrellados.

En Pazo de Vilane solemos coronar este plato con unas suculentas lonchas de jamón serrano, cortadas muy finas. Y las colocamos justo cuando sacamos los huevos y las patatas de la sartén, para que el tocino se funda con el calor residual. 

Naturalmente, este último paso es opcional, pero te recomendamos que sigas el consejo. No te arrepentirás.

Historia de los huevos estrellados... ¿O son huevos rotos?

Dado que el hombre ha comido huevos desde tiempos inmemoriales, y más aún desde la domesticación de las gallinas, en el Antiguo Egipto y en la India, es probable que los primeros huevos fritos se los comieran los fenicios, allá por el 1000 A.C, que comerciaban con aceite de oliva por aquellas tierras.


Las patatas ya son otra cosa, pues vinieron de América. ¿Cómo pudimos vivir sin ellas antes del encuentro de los continentes? No es descabellado, por tanto, pensar que los primeros platos de huevos rotos debieron darse en España allá por el XVII. 


Ya en 1618 Diego Velázquez pintaba su “Vieja friendo huevos”, una de sus obras más conocidas, cuya historia y características ya repasamos en Pazo de Vilane (al igual que otras grandes referencias del arte en las que los huevos camperos eran los auténticos protagonistas). En esa y otras muchas piezas pictóricas podemos comprobar que los huevos fritos formaban parte de la dieta diaria de las familias del pueblo llano.


Además, más o menos por esas fechas, las patatas ya se habían popularizado en toda España, y el plato de huevos rotos, en un principio reservado a las mesas humildes, se iba haciendo un merecido hueco en la de nobles y burgueses de renombre.


En 1846, Richard Ford, viajero, dibujante e historiador, mencionaba en su obra “Gathering from Spain” los huevos rotos o estrellados y su marcada presencia en las mesas de los españoles.


Sin embargo, no fue hasta los años 80 cuando el cocinero Lucio Blázquez elevó este plato a la categoría de alta cocina en su restaurante madrileño Casa Lucio, muy frecuentado por famosos, y convirtió la receta en todo un objeto de deseo internacional e incluso una de las atracciones turísticas españolas.


El debate sobre si el plato se denomina Huevos estrellados o bien huevos rotos sigue hasta nuestros días. Tampoco nos ponemos de acuerdo en si se debe agregar o no alguna carne o aderezo final (jamón, chorizo, carne de cerdo adobada…). 


Respecto a la polémica sobre la denominación, parece ser que en el primer caso, huevos estrellados, hace referencia a la forma que toman los huevos cuando se fríen en abundante aceite muy caliente (esas irregularidades tostadas que simulan las puntas de una estrella).


Los que defienden el segundo nombre, huevos rotos, evocan ese momento grandioso en que, con la ayuda de dos cucharas, se rompen las yemas y caen, melosas, mezclándose con las patatas.  


Ingredientes

  • 200 g de aceite de oliva
  • 4 patatas medianas de muy buena calidad (cachelos)
  • 150 g de jamón serrano cortado muy fino
  • 4 huevos camperos Pazo de Vilane

Elaboración

  1. Saca el jamón de la nevera y déjalo a temperatura ambiente.
  2. Corta las patatas en láminas o trocitos pequeños.
  3. Fríe las patatas en abundante aceite, a fuego medio. En cuanto se doren por fuera, unos pocos minutos, baja el fuego para que no esté muy fuerte.
  4. Una vez listas (deben estar blanditas y bien hechas por dentro) pásalas a un escurridor y añade sal.
  5. Fríe los huevos uno a uno, con el aceite bien caliente.
  6. Emplata: pon una base de patatas, los huevos por encima y las lonchas, muy finas, sobre los huevos calientes, para que se funda el tocino y suelte su jugo.
  7. Rompe los huevos y el jamón, mezcla todo bien y sirve enseguida.
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