Bienestar animal: 8 reglas de oro para formar sociedades prósperas y pacíficas de gallinas camperas

Gallinas en manada criadas con criterios de bienestar animal

Un gallinero es una sociedad en miniatura, con sus líderes o cabecillas (las gallinas dominantes) y un gran número de aves pasivas que acatan los mandatos de las más fuertes. Sin embargo, en esta sociedad animal sus miembros no pueden hacer mucho por procurar su propio bienestar.

El alimento, el agua, la temperatura, la seguridad… vienen dados. 

Es decir, el poder de las gallinas cabecillas es sólo una ilusión tanto para ellas mismas como para sus seguidoras

Porque, realmente, es el cuidador el que, observando y corrigiendo comportamientos –basándose en sus conocimientos y experiencia- puede procurar que el bienestar animal alcance por igual a todos sus miembros.

En esta misión estamos empeñados en Pazo de Vilane desde 1996. Por eso, a lo largo de estos 24 años de experiencia hemos podido determinar una serie de máximas o reglas de oro para formar buenas sociedades en la cría de gallinas camperas.

Y es que las buenas relaciones sociales entre animales son determinantes para su propia salud y bienestar –mucho más de lo que a simple vista pudiera parecer-.

Gallinas juntas, en manada, por su propio bienestar animal
A las gallinas les gusta formar parte de una manada: se sienten más seguras. Pero es muy importante para su bienestar conseguir que estén bien avenidas.

1ª Regla: La gallina campera debe vivir en (buena) compañía

Esto es algo evidente para una granja avícola de huevos camperos –si no hubiera muchas gallinas no se podrían producir muchos huevos-. Y sí, asumimos que las gallinas son gregarias. Pero todavía hay quien discute si se debe intervenir en la regulación de estas sociedades… 

Nuestra respuesta -siguiendo nuestra innegociable política de bienestar animal- es un rotundo sí. 

Si las sociedades de gallinas camperas se dejaran sin vigilancia, serían muy injustas (y producirían mucho sufrimiento a sus miembros más débiles). Las gallinas dominantes, en un gallinero mal gestionado, pueden llegar a ser muy agresivas con sus congéneres. Y las más pasivas podrían tener problemas para conseguir suficiente comida y bebida; dificultades en el pastoreo, en el descanso…

2ª Regla: El hacinamiento es un error

No sólo es inaceptable desde el punto de vista del bienestar animal, es que además repercute en la calidad del producto.

No obstante, tampoco en las granjas de gallinas camperas puede haber bienestar animal si se crían en lotes grandes, por la sencilla razón de que estas aves exigen muchos cuidados que no pueden aplicarse en masa. 

El hacinamiento impide el bienestar animal en gallinas camperas porque dificulta su descanso, eleva considerablemente la temperatura del gallinero, complica el control de las jerarquías y pone en riesgo la calidad del pastoreo, pues grandes masas de gallinas pueden llegar a esquilmar los pastos. 

Además, el hacinamiento hace más complicado el control sanitario, la anticipación de problemas y/o enfermedades en las gallinas, y un reparto equitativo del alimento y la bebida.

Por tanto, si queremos garantizar su bienestar animal, las gallinas camperas deben criarse siempre en lotes pequeños. 

3ª Regla: No deben mezclarse razas

Cada raza de gallina tiene sus propias características: necesidades de alimentación, costumbres, reacciones, fortaleza física, comportamientos con sus congéneres… De hecho, es necesario aplicar guías específicas para cada raza en las que figuran todos los parámetros necesarios para procurar a las aves el máximo bienestar animal. 

Dos gallinas Lohmna picoteando durante el pastoreo en Pazo de Vilane.
Dos de nuestras gallinas Lohman Brown picoteando hierba en el Pazo.

4ª Regla: Esforzarse en la cría de los primeros meses es fundamental para su bienestar animal

Al igual que ocurre con los seres humanos, la “buena educación”, es decir, los buenos comportamientos, se establecen en edades tempranas. Y es clave para el bienestar animal -para su propio bien- que las gallinas lleguen a la edad adulta sin vicios ni malas conductas. 

Cuando lleguen a la edad de puesta, no sólo las dominantes deben haber rebajado su agresividad innata, también las más temerosas deberían haber ganado cierta confianza al comprobar que las mismas rutinas se repiten día tras día.

Que el alimento no falta, que los ruidos (pocos y bajos) son constantes, que el cuidador es siempre el mismo y actúa igual todas las jornadas…

En Pazo de Vilane cuidamos de las pollitas desde el primer día de vida y establecemos para su crianza unos protocolos propios que hemos ido perfeccionando con el paso de los años.

La experiencia nos ha ido enseñando lo que funciona y lo que no. Qué medidas aplicar en las primeras semanas de vida para que en los gallineros de gallinas adultas ponedoras no se den conflictos. 

Siempre, desde nuestros inicios como empresa, nos ha preocupado el bienestar animal; fue uno de los valores corporativos fundacionales del proyecto Pazo de Vilane.

Pero es que, además, una gallina tranquila, confiada, sin nerviosismo, feliz… muestra niveles casi inapreciables de cortisona, la llamada hormona del estrés, uno de los mayores enemigos de los criadores de gallinas camperas comprometidos con el bienestar animal. 

Porque está comprobado que cuando este indicador está alto se alteran todos los demás parámetros fisiológicos del ave: aparece la pérdida de apetito, la asimilación deficitaria de nutrientes, las heridas por picajes, el desplume…

5ª Regla: Evitar desplazamientos en vehículos  

El bienestar animal en el transporte de gallinas ha sido siempre una de nuestras principales preocupaciones y uno de los mayores retos en Pazo de Vilane. La solución que hemos encontrado a este problema ha sido la apuesta por la crianza local de pollitas, a escasos kilómetros del Pazo, para intentar que los desplazamientos sean lo más cortos posibles. 

Gallina campera Lohman Brown controlada por su cuidador en Pazo de Vilane.
Es necesario observar a diario a las gallinas durante su pastoreo. No sólo hay que protegerlas de posibles peligros, también es el momento ideal para fijarse en su plumaje, movimientos, cacareos… y comprobar así su estado general.

6ª Regla: Sin control constante de los gallineros no hay bienestar animal

Como con los adolescentes y los niños… ¡Hay que estar encima! A pesar de la buena crianza, a pesar de que no falte el alimento ni el agua fresca, a pesar de que las condiciones del gallinero puedan ser a priori las idóneas… es necesario vigilar las gallinas las 24 horas del día, todos los días del año. Si es que queremos procurar a nuestras aves el máximo bienestar animal, claro está. 

Cualquier leve alteración de las costumbres, movimientos o sonidos (cacareos) pueden ser las primeras señales de alarma de un problema grave. 

7ª Regla: Ojo con los “sustos” en los recreos de las gallinas camperas

Ya hemos comentado que una gallina campera bien criada y tranquila presenta niveles muy bajos de cortisol; y así debe ser si queremos librarnos de alteraciones o incluso enfermedades. Pues bien, una buena parte de esa tranquilidad depende de que realmente disfrute del pastoreo, y no, por el contrario, le suponga una fuente de estrés. 

La gallina es un animal realmente asustadizo… Cualquier factor, bien imaginario, bien real, puede provocarle temor. Poco podemos hacer por los primeros, salvo garantizarle unas buenas rutinas: la tolva siempre bien provista de alimento, el agua limpia, comportamientos pacíficos en los gallineros por parte de sus congéneres, ausencia de gestos bruscos o de personas nuevas… 

Pero sí podemos hacer mucho para protegerlas de peligros reales que pueden encontrarse en el pastoreo: aves de presa, frecuente paso de animales (domésticos o salvajes)… 

Se debe escoger cuidadosamente los emplazamientos de los pastos –alejados de cotos de caza o de lugares de frecuentes tormentas, por ejemplo-, y su morfología: es ideal que cuenten con sombras abundantes; las gallinas se sienten más seguras bajo los árboles. 

Naturalmente, nada sustituye la vigilancia constante del cuidador para evitar problemas verdaderamente serios, como ataques de gatos, zorros, lobos…

Hermoso plumaje de gallina campera Lohman Brown. La observación del plumaje es una de las normas para lograr el bienestar animal.
Detalle del plumaje de una de nuestras gallinas durante su paseo por los pastos de Pazo de Vilane.

8ª Regla: La observación del plumaje evita disgustos… y dice mucho sobre bienestar animal

Al igual que los padres observan el aspecto del niño y se preocupan si tiene mal color, el cuidador debe observar el estado del plumaje de forma general e individual.

Algunas mudas son normales –dependen de la estación o del paso de las pollitas a la edad adulta- pero otras no, y suelen indicar ausencia de bienestar animal. Bien algún problema nutricional, bien un problema de jerarquías; incluso el comienzo de una enfermedad.        

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No están todas las que son, pero sí todas las que aquí hemos reseñado. Estas ocho máximas son sólo algunas de las principales reglas de bienestar animal que aplicamos en Pazo de Vilane para formar buenas sociedades en la cría de gallinas camperas. 

Al establecer estos protocolos beneficiamos de forma apreciable a nuestras gallinas, es decir, su salud y bienestar aumentan, que es el principal objetivo.

Pero también –en consecuencia- estamos convencidos de que logramos una forma de producir mucho más sostenible y respetuosa, que da lugar a huevos camperos únicos.