Daniel cumple 10 años en Pazo de Vilane, ¡enhorabuena!

Daniel cumple 10 años
El sábado 7 de marzo cumplí el décimo aniversario de mi andadura en Pazo de Vilane. Un largo periodo plagado de éxitos, no sin alguna dificultad, lo que hace de este proyecto un modo de vida apasionante. Ahora que echo la vista atrás, me doy cuenta de que afrontar un cambio como en el que su día hice no fue fácil. Algunos tildaban mi decisión de locura. Salir de la “seguridad” que por entonces me ofrecía un puesto acomodado en una gran multinacional y apostar por un proyecto emergente en una PyME del rural no era del todo algo que a la mayoría le encajase como apuesta laboral. En cambio yo lo tuve claro. Desde el primer momento, Nuria me convenció de que la decisión que tomaba era la acertada. El empuje, la fuerza, la seguridad y solvencia con la que me transmitía su proyecto era lo que me convencía de que la apuesta era segura. De acuerdo que era un “ir a contracorriente”, era embarcarme en una pequeña empresa y todas sus dificultades, pero también era la forma de embarcarme en un proyecto vital. Un proyecto a partir del cual, no sólo crecería profesionalmente sino también como persona. Desde el inicio, lo que más me gustó fue que me sentía del todo alineado con los valores de la empresa. No es fácil conectar de esa manera con el rural desde la gran ciudad. Pero en mi caso, rápidamente me identifiqué con un proyecto en el que lo natural y artesano, la calidad y diferenciación y sobre todo, la ilusión y la pasión con la que se llevaba a cabo el trabajo marcaba muy a las claras las pautas del día a día de un proyecto cercano a las personas. Porque en Pazo de Vilane somos una gran familia. Al menos así me hacen sentir desde el primer día. Ahora observo que la gente está en sintonía con nuestro proyecto. Puedo detectar que los hábitos de consumo están cambiando, que cada vez hay más cultura alimenticia y que el cliente final se preocupa enormemente por lo que consume. Y la elección de nuestros productos forma parte de su cesta de la compra. Porque no sólo quiere calidad sino que entiende como algo suyo, valores como la sostenibilidad o el bienestar animal, aquellos por los que hace diez años tomé la decisión de apostar. ¿Qué mejor recompensa que  “el tiempo te de la razón”? Y es que nuestra filosofía “En Vilane no fabricamos huevos, cuidamos gallinas” es lo que me enamoró desde el primer día. Basta un simple paseo por las fincas rodeado de gallinas para volver a llenarme de paz, de recargar pilas y de entender como “algo tuyo” el proyecto en el que trabajo. Lo que nadie sabe es que en el regazo de la chimenea del Pazo, allá por el 2005,  Juan Varela-Portas (padre) me hacía un guiño cómplice trasladándome la seguridad de que no me había equivocado. Diez años más tarde miro a mis hijas y doy gracias por ese pequeño gesto. Daniel.