Cómo cocinar el huevo: 7 formas clásicas y alguna otra original

Te contamos cómo cocinar el huevo en todas sus variantes: duros, en tortilla, mollets, revueltos, fritos, encapotados, poché. Desde Pazo de Vilane, corazón del huevo campero gallego, hemos recopilado las maneras más habituales de cocinar un huevo en la cocina, para que las tengas a mano cada vez que te ciñas el delantal. 

Duros o cocidos

Uno de los clásicos. Coloca los huevos en una cazuela con agua fría y sal y lleva todo a ebullición. Cuenta de 8 a 10 minutos desde que rompa el hervor. Transcurrido este tiempo, refresca con agua fría. Truco: si te despistas y te pasas en la cocción, las yemas amarillearán; descuida, con unas gotas de limón recuperarán su color. 

Mollets o blandos

Son huevos cocidos, pero con la yema tan sólo ligeramente cuajada

Se preparan de igual manera, pero acortando el tiempo de cocción a sólo 5 o 6 minutos, dependiendo de si el huevo es pequeño o grande.

Huevos pasados por agua

Una solución muy socorrida y saludable para el desayuno.

Se preparan en un santiamén: de idéntica forma que los duros o cocidos, pero con sólo 3 minutos de hervor (no olvides el agua fría final). Hazte con unos cuencos o tazas especiales para servirlos, échale sal y pimienta, y moja con gusto unos bastoncitos tostados de pan de masa madre. 

Huevo frito con puntilla

En una sartén pequeña antiadherente, vierte abundante aceite de oliva. Cuando esté bien caliente, casca el huevo en el centro y deja que se fría unos 30 segundos. No lo muevas durante este tiempo, ni siquiera para echarle aceite por encima. Verás cómo se forma una puntilla perfecta. 

En tortilla a la francesa

Hacerla bien es todo un arte. Y aunque es una de las primeras ideas que nos vienen a la cabeza cuando nos planteamos cómo cocinar un huevo, hay que saber hacerla. 

Cada cocinero tiene su truco, qué duda cabe, pero te contamos nuestros básicos para que te salga blanquita y jugosa

No batas demasiado los huevos, para no espumar. Añade mantequilla o aceite de oliva a la sartén, y caliéntala a fuego medio o medio alto. Cuanto la grasa escogida haya tomado temperatura, reduce a fuego medio bajo. Vierte los huevos camperos y remueve ligeramente con una cuchara de madera, para que se hagan uniformemente. 

A continuación, una vez se haya cuajado el fondo, pliega la tortilla sobre sí misma con la ayuda de una espátula.

Si te gusta más hecha por dentro, tapa con una cacerola y deja que se haga un par de minutos más, con el fuego apagado, sólo con el calor residual. 

Tortilla de patatas

Cada español tiene su propia receta, pero en el Pazo nos gusta cuajada por fuera y muy blandita por dentro. La hacemos con cachelos, nuestra patata gallega, y con buen aceite de oliva. 

Puedes ver nuestra receta completa de la tortilla de patatas aquí, pero te avanzamos algunos de sus trucos (no todos): nos gusta usar más huevos camperos (1 o 2 más) de lo habitual, escogemos siempre una cebolla tierna y dulce, y nos parece imprescindible usar tapadera para freir las patatas. 

Por cierto, en Pazo de Vilane tenemos reservada una sartén únicamente a este fin, para que la tortilla de patatas salga de campeonato. 

Huevos revueltos

Pueden hacerse en la misma sartén, aunque algunos cocineros recomiendan hacer los huevos revueltos al baño María para que queden más cremosos.

Si optas por la primera opción, añade apenas unas gotitas de aceite, y calienta a fuego lento. Una vez coja temperatura, casca un par de huevos, añade sal y pimienta o los aderezos que prefieras (ajo, cebolla en polvo…) y remueve homogéneamente con una cuchara de madera.

Retira de la sartén unos segundos antes de cómo te gusten (no deben quedar secos) pues se terminarán de hacer con el calor residual.  

Huevos poché o huevos escalfados

Son los protagonistas de los huevos benedictinos, un desayuno riquísimo que recarga tu cerebro de energía. Coge un cuenco y pon encima un trozo mediano de papel film (no te quedes corto).

Casca el huevo encima y haz un nudo para cerrarlo, con el fin de hacer un “bolsillito”. Calienta agua en una cazuela hasta conseguir una temperatura muy alta, pero no dejes que hierva. Introduce de 4 a 6 minutos, según te gusten más o menos cuajados. 

Cómo cocinar el huevo para niños: huevos encapotados

Los más pequeños adoran esta receta.

Prepara una bechamel muy espesa y déjala enfriar unas horas en la nevera, hasta que esté bien sólida. Fríe unos huevos en abundante aceite de oliva.

Ayudándote de un aro de emplatar, coloca un film encima y reparte con una cuchara una primera capa de bechamel. A continuación, pon un huevo y cubre de nuevo con bechamel, a modo de croqueta. Cierra el paquete con el film y llévalo otra vez a la nevera durante al menos media hora. 

Finalmente, reboza en pan rallado y huevos camperos bien batidos y fríe en aceite de oliva. ¡Sencillamente delicioso!

En quiché

Sólo necesitarás un paquete de masa quebrada, nata, leche y, por supuesto, los imprescindibles huevos camperos batidos. Las versiones de la quiche son incontables: con bacon, verduras, con salmón, atún, quesos variados, hierbas aromáticas, morcilla o chorizo…

No te asustes por su nombre refinado. ¡Es una receta sencillísima! Sólo requiere tiempo de horno e imaginación. Te dejamos el paso a paso de nuestra quiche de verduras aquí. 

Como ves, si sabes cómo cocinar el huevo nunca te faltarán ideas en la cocina, porque es un ingrediente que da un juego infinito. Además, es un súper alimento repleto de nutrientes que debes incluir en tu dieta para favorecer tu salud y la de toda la familia. ¡Haz uso y abuso de los huevos y notarás la diferencia! 

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